La cultura ha sufrido de formas muy distintas, dolorosas, y no siempre visibles, el parón global de este confinamiento. La música, por supuesto, también: lanzamientos discográficos, salas de conciertos y de baile, giras, estudios o festivales son lo más llamativo; también sectores fácilmente olvidados como las orquestas, y multitud de oficios más allá de los músicos, por ejemplo los equipos técnicos, siempre en la sombra. A la vez, la música se ha convertido para muchas personas en compañero indispensable en el confinamiento, porque quizás es la forma de expresión que más impregna nuestra biografía. Muestras hay muchísimas; aquí compartiré algunas, fruto de mi experiencia estas semanas.
El K-pop es un potente movimiento cultural de origen coreano basado en la música, pero que no se puede entender sin una estética visual, un trasfondo cultural (y de industria cultural) y un fandom global profundamente implicado. El K-pop trasciende la simple etiqueta de pop fabricado para adolescentes y ha adquirido sorprendentes implicaciones sociales e incluso políticas. Mi hija es fan total del género y, en parte por interés, en parte por exposición, me propongo darle una vuelta en este artículo. K-pop, in your area.
Las cifras nos lo recuerdan frecuentemente: el vinilo no solo no ha desaparecido, sino que su consumo está en una línea claramente ascendente a escala mundial. Aunque lo parezca, este fenómeno no es en absoluto cosa de fans de cierta edad que han vivido la era de los vinilos. Lo que me lleva a escribir este artículo es la curiosidad de saber por qué hay un porcentaje importante de adolescentes y jóvenes que se sienten atraídos por los discos en vinilo e incluso los coleccionan. Pongámonos a girar y bajemos la aguja.
En este artículo, de diferentes maneras, sin salirme del ámbito de la cultura y de la comunicación, abordo la cuestión de la fragilidad de lo que nos rodea, de lo impermanente, de cómo, a pesar de que nos gusta creer lo contrario, no todo está disponible y nada lo estará para siempre. Que necesitamos de nuestra voluntad, de nuestras mejores virtudes, para aceptar la pérdida, pero también para seguir en la búsqueda de lo perdido, la inquietud hacia lo bello todavía por descubrir, para cuidarlo y compartirlo, mientras sea posible. Vale para nuestro adormecido día a día, y vale, por supuesto, para el drama del pueblo ucraniano.
Eurovisión es un evento televisivo que, guste más o guste menos, resulta fascinante precisamente por ser contradictorio y multifacético: a la vez profundamente representativo de los tiempos que vivimos y en muchos aspectos una reliquia del pasado. En este artículo hago un apunte sobre el Festival de Eurovisión 2022 desde un punto de vista algo distinto a la inundación mediática que le suele rodear, porque el evento lo permite como pocos. Lo haré desde la perspectiva de los datos y las apuestas, que forman una parte poco visible pero fundamental de los eventos globales competitivos.
Se ha dado a conocer recientemente que en 2021 la venta de discos de vinilo en España ha superado, por primera vez en más de treinta años, la del CD. Esta noticia, coherente con una tendencia bien conocida en otros países, ha generado en los medios una relativa sorpresa, y ha revitalizado debates sobre el porqué de esta aparente paradoja y tertulias sobre «qué formato es superior».
El rol disruptivo y transformativo de la inteligencia artificial (IA) es uno de los temas de actualidad por excelencia, como queda claro a través de los numerosos e interesantísimos artículos sobre el tema aparecidos en COMeIN. Los imaginarios de la inteligencia artificial nos acompañan desde hace mucho tiempo en la literatura, el cine, la televisión, el cómic o los videojuegos, pero cuando entran en nuestra vida cotidiana… la cosa cambia. En este artículo, me acerco a la cotidianeidad de la IA en un campo que me apasiona, la música.
La reciente huelga de guionistas de Hollywood, así como algunos de los estrenos cinematográficos más destacadas de este año, ponen sobre la mesa un tema muy importante con relación a las industrias culturales: el hecho de que tecnologías como la captura de movimiento o el recurso a la inteligencia artificial se estén utilizando para blindar el futuro de grandes franquicias de entretenimiento, que en algunos casos llevan décadas con nosotros, en un momento en el que toda una generación que las creó o popularizó está a punto de retirarse. ¿Es esto lo que queremos? En este artículo presento algunas reflexiones al respecto.
Llegamos al final de año y proliferan las listas con el resumen de lo más destacado en todos los aspectos de nuestra vida. Listas de todo tipo, en todos los ámbitos. Tenemos realmente una relación curiosa con las listas, objeto de polémicas inacabables sobre qué queda dentro, qué fuera y por qué ese orden y no otro. ¿Por qué son tan populares las listas? En mi caso, mi relación con las listas es complicada, y a ellas dedico este artículo.
Coldplay ha anunciado recientemente la reedición de varios de sus más populares trabajos en EcoRecord, un soporte físico donde el plástico reciclado PET sustituye al clásico PVC. Independientemente de preferencias musicales, hay que reconocer que Coldplay ha contribuido a visibilizar la necesidad de que la industria musical apueste por la sostenibilidad. ¿Pero qué significa esto y hasta qué punto este movimiento es real?