Número 109 (abril de 2021)

'Storytelling' en El Cairo: el desfile dorado de los faraones

Olga Casal Maceiras

Egipto asombra al mundo con su desfile dorado de los faraones, un evento espectacular en el que las momias de veintidós reyes y reinas de la antigüedad recorrieron el trayecto que les llevaría hasta su nuevo y definitivo emplazamiento: el Museo Nacional de la Civilización Egipcia. Una puesta en escena basada en técnicas de storytelling reviste un acto cuyo objetivo principal es la promoción turística internacional y la revitalización de la marca país, tras un duro año de pandemia que ha mermado la actividad del sector.

Misión cumplida: toda la prensa internacional se hizo eco del fastuoso evento organizado por las autoridades egipcias con motivo del traslado de las momias desde el antiguo Museo Egipcio al nuevo y flamante Museo Nacional de la Civilización Egipcia, situado al sur de la capital. El 3 de abril de 2021, cuatrocientos medios de comunicación acreditados en El Cairo transmitieron sus crónicas al mundo entero (The New York Times, The Times of Israel, BBC, RTVE, etc.), resaltando la singularidad del evento que desde hace meses venía anunciando con insistencia el Ministerio de Cultura Egipcio, con vídeos que se difundieron a través de diversos canales.

 

La idea comenzó a gestarse muchos meses atrás, cuando la apertura del nuevo museo era ya inminente y se imponía decidir cómo y cuándo se trasladarían los sarcófagos de los dieciocho reyes y cuatro reinas del Antiguo Egipto. Además de las condiciones de control de estabilidad, temperatura y grado de humedad necesarias para preservar los restos, también se planteó la cuestión de la seguridad. En el mundo del arte y los museos, es norma general que las obras se transporten con discreción e incluso con opacidad, para evitar posibles riesgos. Pero las autoridades egipcias decidieron hacer exactamente lo contrario: organizar el traslado con pompa y boato, y lo convirtieron en un acontecimiento de proporciones faraónicas que suscitó el interés mediático internacional, imprescindible para reactivar el turismo en el país y recuperar, así, su principal fuente de ingresos.

 

El objetivo estaba claro, pero faltaba definir el tema central, el eje alrededor del cual giraría todo el evento. La técnica del storytelling, tan utilizada en publicidad, vino en su ayuda para vertebrar el acto, justificarlo y hacerlo comprensible a sus destinatarios gracias al infalible arte de contar una historia. Y la historia que narra el evento no es otra que la propia del Antiguo Egipto, tan ligado a la cultura de la muerte como antesala de la vida eterna. Por eso, se concibió el desfile como una procesión solemne en la que los faraones, por riguroso orden cronológico, irían abandonando su tumba, representada por el viejo museo, para dirigirse en una ceremonia fúnebre a lo que se prevé que será su destino definitivo en el nuevo emplazamiento. Un tránsito que podría interpretarse también como una metáfora del resurgir del país a lomos de su glorioso pasado.

 

El desfile recorrió los cinco kilómetros que separan ambos museos, con las momias a bordo de sendos vehículos blindados cuya decoración se inspiraba en los antiguos carros de combate y los barcos funerarios de la época faraónica. Cada uno de ellos llevaba inscrito el nombre del faraón que viajaba en su interior, reflejado en tres idiomas: en árabe, idioma oficial del país; en jeroglífico, escritura propia del Antiguo Egipto; y en inglés, en un claro guiño a la comunidad internacional destinataria del mensaje. Y el mensaje no tiene otra intención que transmitir al mundo la idea de que Egipto es un destino seguro, con un patrimonio cultural y arqueológico único, dispuesto para recibir a los visitantes en esta nueva era pospandémica.

 

Los carros dorados desfilaron por las calles lentamente durante una hora, precedidos por guardias a caballo y flanqueados por filas de mujeres ataviadas como las antiguas sacerdotisas. Al mismo tiempo, se iban sucediendo espectáculos de danza a lo largo del camino. La banda sonora que completaba el espectáculo audiovisual fue interpretada en directo por ciento veinte músicos y un coro compuesto por cien integrantes, todos ellos pertenecientes a la Orquesta Sinfónica de la Ópera de El Cairo.

 

El fabuloso despliegue de medios que generó esta puesta en escena espectacular contó con un aliado de excepción: la noche. La hora del evento no fue elegida al azar y la oscuridad jugó un papel fundamental al permitir la implementación de una iluminación cambiante y colorida que aportaría emoción y dinamismo a la representación dramática. Juegos de luces, antorchas y pebeteros convirtieron las calles de El Cairo en un escenario propio de las grandes producciones de Hollywood, que era precisamente lo que se pretendía: revestirlas de la pompa, el boato y la fastuosidad que se asocian popularmente con la imagen del Antiguo Egipto. Ostentación y orgullo, en definitiva, de un pasado histórico que distingue la civilización egipcia de cualquier otra en el mundo.

 

Pero el desfile tiene una segunda lectura en clave de protocolo: al llegar la comitiva al nuevo museo, fue recibida solemnemente por el presidente del país, Abdelfatath Al Sisi, y una salva de veintiún cañonazos, honor que corresponde a tan altos mandatarios reales. Porque no podemos olvidar que en este evento promocional de un destino turístico subyace un acto institucional en el que el jefe del Estado actual del país recibe los restos mortales de los reyes anteriores, a los que debe mostrar el respeto y la dignidad que merecen. De hecho, según recoge el diario español El País, tan original idea partió del ministro de Antigüedades y Turismo, Khaled el-Enany, quien recordaba haber visto de niño cómo la momia de Ramsés II recibía honores de Estado cuando viajó a París para un chequeo en 1976, lo que indica que no es una práctica extraña. Ahora, de nuevo, Ramsés II, sus antecesores y sucesores reciben el homenaje que les corresponde como monarcas del pasado.

 

En conclusión, el desfile dorado de los faraones se traduce en un evento de enorme repercusión mediática, conjugando el concepto promocional con el institucional y transmitiendo con gran eficacia comunicativa el mensaje elaborado para sus públicos destinatarios. El instrumento principal que lo hizo posible fue la vieja e imperecedera técnica de contar una historia. Todo un éxito.

 

NOTA: se puede ver un resumen del desfile en este vídeo.

 

Cita recomendada

CASAL MACEIRAS, Olga. 'Storytelling' en El Cairo: el desfile dorado de los faraones. COMeIN [en línea], abril 2021, no. 109. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n109.2130

eventos;  protocolo;  periodismo;  relaciones públicas;  creatividad; 
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