Número 125 (octubre de 2022)

Un funeral lleno de ceremonial (I)

Elisenda Estanyol i Casals

El funeral de la reina Isabel II de Inglaterra reunió a más de 500 mandatarios de todo el mundo y 2.000 invitados dentro de la abadía de Westminster, y tuvo una audiencia de millones de personas que siguieron la retransmisión en directo. El acto, que duró menos de una hora, fue un ejemplo de ceremonial, etiqueta y protocolo. En esta primera entrega del artículo, analizamos el carácter del funeral de Estado, su meticulosa planificación, su espacio, sus invitados y el programa.

El funeral de la reina Isabel II del Reino Unido, que murió a los 96 años, tuvo lugar el pasado 19 de septiembre, lo que constituyó un acto lleno de ceremonial, etiqueta y protocolo que se siguió en todo el mundo, gracias a los canales de TV y al propio canal de YouTube de la Casa Real Británica (The Royal Family Channel).

 

Un funeral de Estado

 

Se trató de un funeral de Estado, un tipo de funeral especial, puesto que solo se celebran con motivo de la muerte de un jefe de Estado o de Gobierno. En muy contadas ocasiones, y después de la aprobación por parte del monarca y del Parlamento, también se han realizado para personalidades de excepcional distinción, como fue el caso, también en el Reino Unido, del funeral de sir Isaac Newton.

 

Los funerales de Estado en el Reino Unido siguen un ceremonial establecido, que incluye una procesión por las calles de Londres con la participación del Ejército y que tiene en cuenta también aspectos religiosos. El anterior funeral de Estado en el Reino Unido fue el del primer ministro Winston Churchill, en 1965, que, sin embargo, se celebró en otra ubicación, la catedral de St. Paul.

 

En el año 2002, el funeral de la reina madre, por voluntad de su hija, la reina Isabel II, contó también con una procesión y una gran cobertura mediática, pero se trató de un funeral real, no de Estado; al igual que el que se organizó para el marido de la reina, el duque de Edimburgo, el año pasado.

 

Hablamos de ceremonia cuando el acto tiene como finalidad honrar a una persona, y se desarrolla «con atención, respeto y afecto, de manera externa y formal, revistiendo cualidades como la afectación, el aparato o la solemnidad» (Otero, 2020, p. 25). Y de ceremonial cuando impera el carácter formal, público y solemne (Otero, 2020).

 

Un acto programado al detalle

 

Después de la muerte de la monarca, se puso en marcha la Operación London Bridge , el nombre en clave del programa que dictaminaba todo lo que se tenía que hacer después del día-D (el día de la muerte de la reina) y que estaba programado desde 1960, aunque se fue revisando hasta la actualidad. Este programa incluía toda la planificación del anuncio del deceso (que después de hacerlo a la familia se le notificaba a la primera ministra del país, y posteriormente a que el Ministerio de Exteriores lo notificara a los países de la Commonwealth). Este programa incluía también el periodo de luto oficial y los detalles del funeral de Estado. Dado que la monarca había muerto en Escocia, tuvo que activarse también la Operación Unicornio , donde se detallaba cómo efectuar el traslado hasta Londres.

 

La planificación de cómo se aplicaría el luto fue también difundida en un documento elaborado por el Gobierno del Reino Unido (National Mourning Guidance). En este documento se ofrecía una guía para las empresas y otras entidades, con indicaciones sobre cómo colocar las banderas a media asta, dónde se podían realizar ofrendas florales en el caso de desear hacerlo (en espacios habilitados en Londres, Windsor, Sandringham, Belfast, Edimburgo, Balmoral y Cardiff) y cómo firmar en el libro de condolencias (un libro online en el sitio web de la familia real británica que se puso a disposición de todo aquel que quisiera firmar en él). También se indicaba que las organizaciones podían sumarse al luto incluyendo banners negros en sus páginas web.

 

El espacio: la abadía de Westminster

 

El funeral de la reina Isabel II tuvo lugar en la abadía de Westminster, situada justo en el centro de Londres y a muy pocos metros de Westminster Hall, el edificio más antiguo del Parlamento británico. La misma abadía que en 1953 vio cómo la coronaban reina y que también acogió la ceremonia de su casamiento. De hecho, la abadía de Westminster es el edificio donde históricamente han sido coronados los reyes británicos. Aun así, este espacio no había acogido ningún otro funeral de Estado desde la muerte de Jorge II en 1760. El funeral del anterior monarca, el rey Jorge VI, padre de Isabel II, en 1952, tuvo lugar en la St George’s Chapel, en el castillo de Windsor.

 

Los invitados

 

En la abadía cabían 2.000 asistentes, entre invitados, autoridades y personalidades. Asistieron más de 500 mandatarios de todo el mundo, incluyendo jefes de Estado, primeros ministros y presidentes, representantes de las diferentes casas reales y figuras públicas del Reino Unido participaron en la ceremonia. Su colocación estaba definida por parte de los organizadores del acto, en lo que se conoce como seating en lenguaje protocolario. Es decir, cada invitado tenía un lugar asignado y debía sentarse donde había decidido la organización. Las autoridades y personalidades se colocaron siguiendo un orden de precedencia preestablecido (de menos a más importante), que, en este caso, venía definido por la tradición británica y que contempla la relevancia política y social de los invitados. En el caso de la ordenación de las casas reales, se siguió el criterio de antigüedad de la fecha de su coronación o proclamación, para establecer quién estaría más cerca del altar. La expectación que despertó el lugar en el que se sentarían el príncipe Enrique y su esposa, o los reyes eméritos de España, acabó mostrando el sitio que la organización les había reservado, y el criterio que se siguió fue el agrupamiento por familia. En el caso del príncipe Enrique, por ejemplo, se le situó en la segunda fila, pero justo detrás de su padre, Carlos III, actual rey de Inglaterra.

 

La ordenación permite observar que cuanto más cerca del ataúd está un invitado más importante es. Horas antes, los invitados menos relevantes entraron a la abadía y se les colocó en su lugar, mientras que los miembros de la familia real británica, los más próximos a la reina difunta, lo hicieron detrás de la entrada del ataúd y se sentaron en la primera fila, por lo que se convirtieron en el centro de todas las miradas y mostraron su mayor importancia dentro de la ceremonia. El ceremonial manifestó, así, su fuerte componente de comunicación no verbal.

 

También en las intervenciones y parlamentos, en su orden y en las personas que las realizan, se muestran las precedencias establecidas. En este caso, la primera ministra del Reino Unido, Liz Truss, leyó una plegaria durante el funeral. En cuanto a la ubicación, el presidente de Estados Unidos ocupó un lugar de especial honor, lo que mostraba la relación especial de este país con el Reino Unido, así como otros representantes de países del G7, la ONU y la Commonwealth.

 

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Colocación de los invitados, según el ‘seating’ preestablecido por parte de la organización

Fuente: Dominic Lipinski / ‘Financial Times’

 

El programa

 

La abadía abrió las puertas a las 9:00 h, tres horas antes del inicio de la ceremonia, para empezar a acoger a los más de 2.000 invitados y garantizar así que todo el mundo estuviera en su lugar a la hora programada para el inicio del acto, que empezó con puntualidad británica y que, por expreso deseo de la propia reina, duró 55 minutos, pues había dejado indicado que quería que fuera de poca duración.

 

Previamente, a las 11:45 h, el féretro recorrió sobre un carruaje –el State Gun Carriage de la Royal Navy– el trayecto desde el palacio de Westminster hasta la abadía de Westminster, acompañado a pie por el nuevo soberano, Carlos III, y por sus tres hermanos (Ana, Andrés y Eduardo), así como por los nietos de la reina (los príncipes Guillermo y Enrique), y miembros de la Royal Navy, en una de las imágenes más solemnes del día.

 

El programa de la ceremonia se distribuyó previamente a todos los invitados y se publicó también en la página web de la Casa Real Británica. En él se detallan todos los discursos, canciones, himnos y movimientos previstos.

 

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Programa del funeral, elaborado por la Casa Real Británica

Fuente: The Royal Household

 

En una segunda entrega del artículo, analizamos los símbolos, la parte musical, la etiqueta y la ornamentación floral del funeral.

 

Para saber más:

BBC (2022, 20 de septiembre). «What is a state funeral? Where is the Queen buried? And other questions». BBC [en línea]. Disponible en: https://www.bbc.com/news/uk-62844663

Gobierno del Reino Unido (septiembre 2022). The demise of Her Majesty Queen Elizabeth II: National Mourning Guidance. Guidance for the public and businesses on the period of National Mourning following the demise of Her Majesty Queen Elizabeth II [en línea]. Disponible en: https://assets.publishing.service.gov.uk

OTERO, María Teresa (2020). Fundamentación teórica del protocolo. UOC

The Royal Household (s.f.). «The Funeral of Queen Elizabeth II». The Royal Household [en línea]. Disponible en: https://www.royal.uk/funeral-queen-elizabeth-ii

 

Citación recomendada

ESTANYOL, Elisenda. «Un funeral lleno de ceremonial (I)». COMeIN [en línea], octubre 2022, no. 125. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n125.2265

eventos;  protocolo;  relaciones públicas;  televisión;