El pasado agosto nos dejó una de las figuras que más ha hecho para integrar la creatividad en todo lo que rodea nuestra vida cotidiana, en especial en aquellos espacios relacionados con el mundo del aprendizaje. Desde estas páginas no podíamos dejar pasar la oportunidad de hacerle un pequeño homenaje. Sir Ken Robinson, autor y gran comunicador inglés establecido en California, ha sido uno de los investigadores más influyentes en la educación de lo que llevamos de siglo XXI.
Muchos lo descubrimos con su charla TED, de 2006, sobre cómo las escuelas estaban matando la creatividad. Con más de 67 millones de visualizaciones, aquellos 19 minutos se han convertido en los más exitosos de la plataforma. Entonces Robinson ya llevaba una larga trayectoria intentando mejorar el sistema educativo. A finales de los años noventa asesoró al Gobierno del entonces primer ministro Tony Blair, con una investigación acerca de cómo mejorar la educación, que resumió en el informe All Our Futures: Creativity, Culture and Education. Robinson recomendaba establecer nuevas prioridades dentro del sistema educativo inglés, haciendo más énfasis en la educación creativa y cultural, y estableciendo criterios diferentes que permitieran adquirir los conocimientos y las habilidades, pero dejando más libertad para poder innovar y experimentar. Por encima de todo, quería potenciar el talento personal de cada criatura.
Robinson consiguió una plaza de profesor en la Universidad de Warwick (1989-2001), de la que fue profesor emérito. Sus aportaciones en el ámbito educativo propiciaron que la reina de Inglaterra, Isabel II, le nombrara sir en 2003; además, recibió infinidad de premios y distinciones internacionales. Posteriormente, se convirtió en el asesor principal del J. Paul Getty Trust en Los Ángeles, la institución filantrópica artística más acaudalada del mundo, dotada con unos 4.500 millones de dólares.
A raíz de posibles malas interpretaciones de su obra, Robinson debía aclarar a menudo que sus ideas no eran contrarias a un sistema educativo reglado. De hecho, él también había seguido unos programas establecidos dentro de esta doctrina, pero creía que había que mejorarlo de arriba abajo, cambiando las prioridades y equilibrando en grado de importancia aquellas asignaturas tradicionalmente consideradas como básicas, como podrían ser las matemáticas, con aquellas más artísticas, como la danza, que habían sido relegadas a un segundo plano. Sus ideas están recogidas en diferentes publicaciones, entre las que destacan The Element: How Finding Your Passion Changes Everything (2009), Finding Your Element: How To Discover Your Talents and Passions and Transform Your Life, con Lou Aronica (2013), y Creative Schools: The Grassroots Revolution That's Transforming Education (2015).
De su obra han salido multitud de frases inspiradoras que guían a algunos de los mejores educadores de hoy en día. Destacamos las siguientes:
«La creatividad pone en marcha tu imaginación y produce los resultados más extraordinarios de la cultura humana.»
«Estar equivocado no es lo mismo que ser creativo, pero si no estás preparado para equivocarte, no puedes crear nada original.»
«Hacemos un uso muy pobre de nuestros talentos. Mucha gente se pasa toda la vida sin saber cuáles son sus talentos. O incluso si tienen alguno. He conocido a todo tipo de gente que no cree que sea buena en nada.»
«He conocido a muchos tipos de gente que no disfrutan con lo que hacen. Simplemente se pasan la vida envejeciendo. No sacan ningún gran placer de lo que hacen. Lo soportan, en lugar de disfrutarlo. Y solo esperan el fin de semana. Pero también he conocido a gente a la que le encanta lo que hace y no puede imaginarse haciendo otra cosa.»
Más allá de sus aportaciones sobre cómo mejorar nuestra creatividad, la obra de Robinson nos muestra la manera de potenciar la diversidad de las personas y apreciar los rasgos individuales de cada uno, tan valiosos. Pienso que la gran enseñanza que podemos sacar tiene el centro en la resiliencia y en aprender a perder el miedo al fracaso. Su historia personal sería el mejor ejemplo: de pequeño pasó ocho meses en el hospital después de que le diagnosticaran una poliomielitis a los cuatro años que le dejó una cojera que lo acompañó el resto de su vida. Después de estudiar en una escuela especial para niños con discapacidad hasta los once años, asistió al Bretton Hall College, fundado por el educador Alec Clegg y especializado en artes. Esta experiencia influyó a Robinson de tal manera que le llevó a hacer un doctorado en teatro y educación en la Universidad de Londres y a dedicar, para siempre, su vida a la educación vinculada a la creatividad y la cultura artística.
Cita recomendada
MONTAÑA, Mireia. Homenaje a Ken Robinson: creatividad para valorar la diversidad y crecer en resiliencia. COMeIN [en línea], septiembre 2020, no. 102. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n102.2062
Profesora de Comunicación en la UOC