Los adolescentes pasan actualmente buena parte de su tiempo en línea y, especialmente, destaca el uso de sus teléfonos móviles y de sus redes sociales. No resulta extraño, pues, que a menudo vemos noticias en los medios de comunicación sobre el posible impacto adverso que puede tener esta conexión constante a las redes en el bienestar de los más jóvenes: un aumento en los síntomas de depresión o ansiedad, los problemas de autoestima o las autolesiones se encuentran entre los efectos citados.
Esta preocupación también se ha trasladado a las esferas políticas de todo el mundo: el septiembre pasado, el primer ministro de Australia anunció que prohibiría el uso de las redes a los menores de hasta 16 años. Esta medida también se ha debatido en otros países europeos recientemente; sin ir más allá, el mes de febrero de este año el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, declaró problema de salud pública el uso abusivo de las redes sociales por parte de los menores de edad.
Ahora bien, ¿qué dice la evidencia científica sobre esto? La realidad es que los estudios que se han llevado a cabo en los últimos años no han aportado resultados contundentes. Hasta el momento, las investigaciones que han vinculado el uso de redes sociales con los problemas de salud mental entre los adolescentes han encontrado relaciones débiles que distan de poder ser afirmaciones en la lógica de causa-efecto. En paralelo, otros estudios realizados han aportado resultados que demuestran que no existiría este efecto nocivo de las redes sociales sobre el bienestar de los menores. Esta falta de consenso, en parte, se debe a la complejidad de este fenómeno, puesto que parece que hay varios aspectos que juegan un rol importante en esta relación y que pueden ser los causantes de estas inconsistencias.
Importancia de los factores psicosociales
En el estudio del bienestar de los adolescentes, resulta lógico que se tengan en cuenta varios factores psicosociales que pueden tener una influencia clara en la aparición de trastornos de salud mental. De manera análoga, hay que pensar que estos factores también pueden ser determinantes cuando se estudia la relación entre el uso de las redes sociales y los problemas de salud mental, puesto que cuando menos, los indicios dicen que podrían mediar o moderar esta relación. Aun así, no todos los estudios evalúan estos factores y, si lo hacen, no tienen en cuenta los mismos, cosa que contribuye a la carencia de resultados consistentes en el campo de estudio.
¿Cuáles son, pues, los factores que se han estudiado y que tienen impacto? Por un lado, destaca la percepción de apoyo social en línea: parece que el hecho de percibir apoyo en las redes sociales a través de las diferentes interacciones que tienen lugar puede tener un impacto positivo en el bienestar de los adolescentes. Por otro lado, también se propone como relevante el rol de la comparación social: los estudios sugieren que el uso de las redes sociales puede favorecer la tendencia de los adolescentes a compararse con los otros y, sobre todo, con aquellos a quienes perciben como mejores, cosa que tiene un efecto negativo sobre el bienestar psicológico de los menores, que pueden presentar una menor autoestima y más síntomas depresivos, entre otros. Así mismo, parece que hay ciertos rasgos de la personalidad del individuo que pueden favorecer un uso más extensivo de las redes sociales y un menor bienestar psicológico, como es el caso del neuroticismo, que se define como la tendencia a percibir el mundo de manera estresante y a presentar ansiedad y poca estabilidad emocional.
Estos son algunos de los factores psicosociales que se han estudiado, pero todavía queda mucho camino por recorrer. En este sentido, habría que hacer una investigación más detallada, por ejemplo, sobre los posibles factores socioculturales que puedan influir en los roles y en las expectativas de los adolescentes en la sociedad, o sobre factores ambientales y contextuales que puedan afectar el desarrollo de los menores y de sus habilidades sociales.
Importancia del uso de las redes sociales
De manera paralela, resulta igual de importante para la obtención de resultados consistentes evaluar el uso de las redes sociales del mismo modo, cosa que no ha sucedido en los estudios realizados hasta ahora. La medida más utilizada, en general, es el tiempo que se dedica diariamente en las redes sociales. Sin embargo, la mayoría de las investigaciones preguntan a los propios adolescentes cuánto tiempo pasan en línea en vez de utilizar medidas objetivas, como son las aplicaciones de los teléfonos móviles que cuentan los minutos que dedican a cada plataforma. Esto resulta problemático porque, en otras investigaciones, ya se ha demostrado que los menores presentan cierta tendencia a infravalorar el tiempo que pasan conectados, de forma que este podría ser otro aspecto que da lugar a las inconsistencias encontradas en los resultados.
Además, hay que tener en cuenta que el panorama de las redes sociales es muy cambiante, puesto que aparecen y desaparecen plataformas constantemente y las que se mantienen, a menudo son actualizadas e incorporan nuevas funciones que pueden tener un efecto diferente sobre el bienestar de los más jóvenes. Por este motivo, las medidas que evalúan el tiempo que se pasa en general en todas las redes sociales pueden no ser efectivas. Por ejemplo, hay plataformas como Facebook o Instagram que principalmente pretenden fomentar las interacciones sociales: su página inicial da acceso a las últimas publicaciones de las personas que sigues (que, a menudo, suelen ser conocidos también en la vida real). Por otro lado, plataformas como TikTok buscan impulsar la interacción con contenidos personalizados segundos tus intereses: su página inicial, denominada «Para ti», da acceso a una serie de vídeos que el algoritmo ha seleccionado porque son especialmente atractivos para ti en función de tus características personales y de tus interacciones previas en la aplicación. Por eso, resulta más que razonable que los efectos de las redes sociales sobre el bienestar de los adolescentes difieran según las plataformas que utilicen.
Para acabar, hay que considerar también que el tipo de uso que hacen los menores de las redes sociales puede afectar esta relación. A modo de ejemplo, las investigaciones llevadas a cabo hasta ahora han encontrado que el consumo pasivo de contenido en las redes tiene efectos más negativos sobre el bienestar que el uso activo y social, que implica publicar e interactuar. Igualmente, parece que tanto el uso bajo como el uso elevado se asocian con un nivel de bienestar menor, mientras que el uso moderado estaría relacionado con un bienestar mayor.
En resumen, ¿qué conclusiones podemos extraer de todo esto? La principal idea que tenemos que recordar a la hora de analizar el posible impacto nocivo de las redes sociales es que la influencia de factores de naturaleza diversa es determinante. Por lo tanto, no hay que demonizar el uso de estas plataformas, pero sí prestar atención a los factores que pueden hacer que estas tengan un efecto perjudicial sobre la salud mental de los menores.
NOTA SOBRE LA FINANCIACIÓN:
Este artículo forma parte del proyecto Adolescentes receptores y creadores de contenido sobre salud mental en redes sociales. Discurso, incidencia y alfabetización digital sobre trastornos psicológicos y su estigma (SMARS) (PID2022-141454OB-I00), financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades de España.
Para saber más:
DIENLIN, Tobias; JOHANNES, Niklas (2020). «The impact of digital technology uso donde adolescente well-being». Dialogas in Clinical Neuroscience, vol. 22, no. 2, pàgs. 135-142. DOI: https://doi.org/10.31887/DCNS.2020.22.2/tdienlin
FUMAGALLI, Elena; SHRUM, L. J.; LOWREY, Tina M. (2024). «The effects of social media consumption donde adolescente psychological well-being». Journal of the Association for Consumer Research, vol. 9, no. 2, pàgs. 119-130. DOI: https://doi.org/10.1086/728739
KELES, Betul; McCRAE, Niall; GREALISH, Annmarie. (2020). «A systematic review: the influence of social media donde depression, anxiety and psychological distress in adolescentes». International Journal of Adolescence and Youth, vol. 25, no. 1, pàgs. 79-93. DOI: https://doi.org/10.1080/02673843.2019.1590851
Citación recomendada
VIRÓS I MARTÍN, Clara; JIMÉNEZ-MORALES, Mònika; MONTAÑA BLASCO, Mireia. «El impacto de las redes sociales en el bienestar de los adolescentes». COMeIN [en línea], octubre 2024, no. 147. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n147.2470
Doctoranda de Comunicación en la UPF
Profesora de Publicidad y Relaciones Públicas en la UPF
@monika_jimenez
Profesora de Comunicación en la UOC