El reciente estreno de Drácula, coproducida por la BBC y Netflix, ha levantado fuerte expectación, además de no poca polémica por las libertades tomadas respecto al original literario y a las estructuras narrativas y temporales tradicionales. No es de extrañar, pues detrás de él se encuentran Mark Gatiss y Steven Moffat, quienes ya transgredieron con Sherlock.
Además, Moffat llevó al límite los requiebros espacio-temporales de la narrativa televisiva comercial en la reinvención de Doctor Who. Me acerco aquí a esta nueva versión, manteniendo los spoilers al mínimo.
Como es conocido, la novela Drácula de Bram Stoker (1897) destaca no solo por sentar las principales bases de la mitología sobre la figura del vampiro en la cultura popular, sino también por su estructura narrativa, de carácter epistolar. El Drácula de Bram Stoker se construye a partir de testimonios en primera persona que añaden un nivel extra de inquietud por la proximidad que da la impresión de verdad y su fragmentación (aparentemente no podemos saberlo todo al no haber un narrador omnisciente). Esta característica de la novela original ha tenido poco peso en las abundantes adaptaciones cinematográficas, aunque aparezca en una de las más conocidas, Drácula de Bram Stoker (1992), o sea, el Drácula de Francis Ford Coppola. Esto también explica, por tanto, por qué el tándem Gatiss-Moffat ha optado por la fragmentación. No se reproduce el carácter epistolar del original (eso sí, las cartas tienen una presencia importante en el primer capítulo), pero la miniserie de tres episodios construye tres relatos unidos, pero autónomos y con estructura y tonos distintos. Por eso, los creadores optan por tres directores, que se ocupan de que cada episodio rompa narrativa o estéticamente con el anterior. Abundan los saltos temporales, los cambios de tono, los flashbacks, las estructuras circulares, las omisiones, los guiños y la confirmación o frustración de expectativas. Tras ver las tres entregas, nos queda la sensación de no saberlo todo, hemos encontrado infinidad de conexiones con la novela y con la ilustre tradición de adaptaciones cinematográficas. Hemos visto lo que ya conocemos, aunque a veces no lo reconocemos.
Como me decía mi colega Jordi Sánchez-Navarro, Gatiss y Moffat han puesto un cuidado enciclopédico en el proyecto. Pero lo han hecho desordenando las piezas del puzle de manera que hasta el mayor experto en el universo Drácula se llegue a sentir desorientado. Una arriesgada apuesta que a menudo, pero no siempre, resulta exitosa. Cuando acierta, consigue hacer nuevo lo sobradamente implantado en nuestro imaginario. De entrada, todo parece más o menos en su sitio: primer episodio («Las reglas de la Bestia»), centrado en el castillo de Drácula y una abadía; segundo en el barco Demeter camino de Inglaterra (y que se puede traducir por «Navío de sangre» o «Recipiente de sangre»); y tercero en Inglaterra («La brújula oscura»). Eso sí, en la Inglaterra actual, 123 años más tarde de los hechos narrados en los dos primeros capítulos. Este es el episodio más arriesgado, el más Sherlock y el que más rechazo ha generado por apartarse más radicalmente, al menos en apariencia, del canon y de un planteamiento lineal.
Como era de esperar, Drácula es generoso en referencias, sin ser exhaustivo: tenemos el castillo de Nosferatu; elementos de la relación de Harker y el conde en Transilvania que conectan con la versión de Coppola; una estética Hammer Films, que se refleja incluso en el aspecto físico de Claes Bang, el actor que da no-vida a Drácula y que recuerda poderosamente a Christopher Lee, o un momento del desenlace; un uso del color y de la puesta en escena, junto a la amenazadora niebla que rodea al Demeter que nos remiten al reivindicable Dracula (1979) dirigido por John Badham; un más cómico que siniestro Renfield (interpretado por el propio Gatiss) convertido en abogado y que conecta de nuevo con Coppola; o algunas de las frases inmortalizadas ya por Bela Lugosi en el Drácula (1931) de Tod Browning. Pero también hay referencias al universo creativo de sus autores: el más aparente es cuando Agatha Van Helsing menciona a un «detective conocido suyo en Londres», pero también se cita en una carta a una «adorable camarera de la posada Rose&Crown», que es un guiño al personaje de Clara Oswald de Doctor Who (cuando Moffat era el showrunner) y que sitúa ambos relatos en el mismo universo, o la referencia al secreto escondido en el camarote número 9 del Demeter, visto como un directo homenaje de Mark Gatiss a la serie Inside No.9, creada por Reece Shearsmith y Steve Pemberton, amigos de Gatiss desde los tiempos de su colaboración en la serie cómica The League of Gentlemen.
Con todo ello arañamos la superficie de una reinvención ambiciosa, desmesurada, desaforada, que podemos calificar como vanidosa y egocéntrica, a la vez que valiente, nada nostálgica pero afectuosa hacia toda una tradición que –como muy bien sabemos– ha ido reinventando Drácula y todo su universo una y otra vez. Seguimos adentrándonos en el laberinto de un relato infinito, que, cuando creemos conocerlo, se nos vuelve a escapar de las manos.
P.D.: para finalizar, no puedo dejar de mencionar un maravilloso elemento de marketing que reinventa, en esta ocasión, el concepto de valla publicitaria y que es otra auténtica genialidad. Sobran las palabras.
Para saber más:
Crítica favorable de Dracula en The Guardian: https://www.theguardian.com/tv-and-radio/2020/jan/01/dracula-review-bbc1-steven-moffat-mark-gatiss
Crítica más tibia de Drácula en The Spool: https://thespool.net/tv/2020/01/dracula-review/
Referencias de Drácula en Screen Rant: https://screenrant.com/dracula-show-doctor-who-clara-easter-egg/
Máster de Cine Fantástico y Ficción Contemporánea Sitges/UOC: https://estudios.uoc.edu/es/masters-posgrados-especializaciones/master/comunicacion-informacion/cine-fantastico-ficcion-sitges/presentacion
Banda sonora:
Dracula Teeth (The Last Shadow Puppets, 2016).
Perhaps Vampires is a bit strong, but… (Arctic Monkeys, 2006).
Fly by night (Rush, 1975).
Cita recomendada
ROIG, Antoni. Drácula en el laberinto: notas sobre la reinvención televisiva de un clásico. COMeIN [en línea], enero 2020, no. 95. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n95.2003