Número 100 (junio de 2020)

Líneas de investigación futuras en diseño: movilidad urbana (III)

Efraín Foglia

Desde todos los frentes se grita «Sí a la bicicleta». Por diversos motivos, como el cambio climático, la tendencia en los sistemas de movilidad urbana en las ciudades se decanta hacia nuevos caminos alejados del universo automóvil. Sin lugar a duda, la pandemia actual acelera algunos procesos en curso y abre nuevas e interesantes ventanas de oportunidad. Ahora depende de la visión política la posibilidad de cristalizar avances hacia una movilidad sostenible y más humana, o bien de regresar a la «vieja normalidad» que diezma cada vez más nuestro entorno vital y llena las ciudades de máquinas de emisiones CO2.

Observamos diferentes propuestas políticas a este reto y desde Francia nos llegan noticias: «El Ministerio para la Transición Ecológica invertirá 60 millones de euros para incentivar el uso de la bicicleta». Indiscutiblemente estos movimientos trastocan el ecosistema económico de las ciudades y abren visiones que se mantenían en pausa y que se renuevan, como el ecosistema de la venta, reparación y distribución de bicicletas, accesorios y servicios. Como es lógico cuando refuerzas un sector económico, la demanda en los servicios ligados a dicho sector se escala y observamos un crecimiento en la demanda de servicios de los talleres mecánicos. En el mismo texto podemos leer: «9.000 reparaciones de bicis al día: Francia crea una escuela de mecánicos para responder a la avalancha de peticiones en la desescalada». Si mutas el sistema, lo importante es no repetir los mismos vicios del anterior, pues, aunque la bicicleta sea la nueva ficha del ajedrez de la movilidad y a pesar de todas sus bondades, se deben cuidar los procesos éticos de producción, diseño y gestión.

 

La Comunidad de Madrid directamente concederá a los madrileños una ayuda del 50 por ciento del precio para la compra de patinetes, bicicletas, ciclomotores y motocicletas eléctricas con el fin de disminuir el uso del coche en la ciudad. Esta situación parece esquizofrénica, pues dicha comunidad ha intentado retroceder en los avances creados por gobiernos anteriores relacionados con la mejora de la movilidad en las ciudades. Esto nos muestra que el tema de la bicicleta en el ámbito político ha comenzado a jugar un rol importante de debate en las contrafuerzas partidistas. La buena noticia es que la bicicleta está en la agenda política y será un campo de batalla de futuro. Habrá derrotas, pero también victorias.

 

Barcelona sigue en la línea actual de los últimos años, la ampliación del sistema municipal de bicicletas y carriles bici. Con la crisis del COVID-19, el Ayuntamiento ha aprovechado para reforzar la idea de que la Ciudad Condal ama la bicicleta. No obstante, este camino está lleno de espinas. Por un lado, tenemos el hecho de que las bicicletas no vuelan solas por el aire, si no que deben coexistir con un sistema que nunca ha velado por la inclusividad de las personas en temas de movilidad. Al hablar de las bicicletas debemos incluir todos aquellos sistemas de transporte que favorezcan la movilidad de personas con diversidad funcional; de otra forma solo estamos trabajando con la misma visión del modelo antiguo: facilidad de movilidad para las personas destinadas a las cadenas productivas. El ejemplo más claro lo vemos con los sistemas delivery (Glovo, Uber...) y la gran red de movilidad creada para repartir productos a domicilio. Dicho sistema está más que certificado como un ecosistema de explotación laboral que se mueve en bicicleta y con un bolso amarillo trendy en la espalda.

 

Otro de los frentes que colisionan con los avances en Barcelona en temas de movilidad en bicicleta es el relato político de la «guerra contra los automóviles», más si tomamos en cuenta la coyuntura económica y la fragilidad de los trabajadores del sector del automóvil. Nissan ha anunciado recientemente que deja Barcelona y este hecho no deja de ser un instrumento político para atacar los planes del cambio de sistema de la movilidad urbana. ¿Los trabajadores despedidos entenderán el cambio de modelo? ¿Cómo se lo explicamos? No es fácil el camino de la construcción de ciudades eco-sostenibles. Son muchas décadas de fordismo sedimentado en la economía con formas de operar blindadas. Ahí encontramos un arduo trabajo político a llevar a cabo. No podemos olvidar que la industria de los combustibles fósiles está muy lejos de ser derrotada.

 

Diseño I+D

 

En definitiva, crecerá la investigación en diseño de bicicletas y vehículos amigables para el ambiente. Este I+D vendrá desde diferentes lugares con propuestas peores, mejores, extractivistas, escalables, etc. Como hemos subrayado en anteriores textos, no estamos hablando solo de un artefacto tan bello y bien resuelto como la bicicleta, estamos hablando del diseño del nuevo urbanismo de futuro para las ciudades. Esto es hablar de las políticas públicas que usan el diseño como articulador social.

 

¿Qué tenemos en el menú para diseñar? Hay mucho territorio por recorrer y pensamos que los ingredientes para una buena solución podrían ser las siguientes líneas de trabajo y experimentación:

 

1. Diseño de bicicletas adaptables al urbanismo para diversos usos y tipologías familiares.

2. Diseño de sistemas de seguridad vial.

3. Diseño de urbanismo para ciudades masificadas.

4. Diseño de sistemas de parquin (públicos y privados) de bicicletas.

5. Diseño de señalética acorde con esta nueva realidad.

6. Diseño de sistemas algorítmicos éticos para la mejora de la movilidad urbana.

7. Sistemas de producción de bicicletas y accesorios que sean responsables con el ecosistema. Comercio justo.

8. Rediseño de los accesos del transporte público, hospitales, etc., tomando en cuenta los principios de inclusividad social.

9. Diseño de protocolos de convivencia urbana con esta nueva realidad.

10. Trabajar en la comunicación pública para divulgar las bondades del uso de estos sistemas de transporte.

 

Ciclovía de última generación

 

En la lista anterior proyectamos la idea de que se está abriendo un nuevo laboratorio de diseño global que apunta a imaginar nuevos escenarios. En la ciudad de Lizbark Warmiński, al norte de Polonia, se está prototipando una ciclovía que se ilumina por las noches con la energía solar producida por el día. Se ha utilizado para su diseño un material para construir el asfalto que es capaz de almacenar la energía solar y al mismo tiempo producir una bella iluminación. El referente en este tipo de diseños lo encontramos en 2014 en un carril bici diseñado por el artista Daan Roosegaarde en Nuenen, una ciudad holandesa a unos 100 km al sur de Ámsterdam, que al mismo tiempo toma referencias del pensamiento de Van Gogh, residente por algún tiempo en Nuenen.

 

Queremos proponeros como caso de estudio esta ciclovía, pues no es una adaptación del urbanismo del automóvil para que la bicicleta encuentre su lugar; es un diseño orientado a la bicicleta de forma nativa. Por otro lado, es un buen ejemplo de que los materiales de hoy en día nos permiten simplificar procesos y crear diseños urbanos que se integren con los ecosistemas. Se supone que para eso está el diseño, para mejorar las condiciones de vida de la sociedad.

 

Cita recomendada

FOGLIA, Efraín. Líneas de investigación futuras en diseño: movilidad urbana (III). COMeIN [en línea], junio 2020, núm. 100. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n100.2048

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