Sin distanciamiento social

Hace 10 años, cuando empezamos a trabajar en la conceptualización y el diseño de COMeIN, era impensable que la publicación de su número 100 coincidiera con una pandemia de coronavirus. El COVID-19 ha trastocado nuestras vidas en casi todos los aspectos, pero la misión que alumbró la revista divulgativa de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC se mantiene incólume: pulverizar la distancia que existe entre el conocimiento generado en el entorno académico de nuestro ámbito y su transferencia a la sociedad.

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'COMeIN' cumple 100 números

Hasta donde llega mi memoria, no alcanzo a vislumbrar un momento menos propicio a las celebraciones que el que vivimos actualmente. Sin embargo, las circunstancias así lo han querido: COMeIN llega a su issue mensual número 100 en plena pandemia.

Con todo, esta dramática coincidencia nos ayuda a perfilar algunas constataciones.

La primera es que la lucha contra la pandemia (y contra tantas otras cosas indeseables) pasa muchas veces por combatir también la denominada infodemia, es decir, la sobreabundancia de información que dificulta discernir los contenidos rigurosos y veraces de aquellos que carecen de fundamento sólido o incluso de los que han sido diseñados específicamente para propiciar la desinformación. En este sentido, podemos considerar a COMeIN una eficaz vacuna contra la infodemia, cosa que nos enorgullece y nos anima a mantener un compromiso divulgativo que hoy resulta aun más esencial que en el momento en que nació la revista.

La segunda constatación es que, desde la Academia, tenemos la obligación –cuando menos la obligación moral– de poner el foco en las cuestiones que generan un mayor impacto en la sociedad, en aquello que realmente importa. Durante los pasados meses de abril y mayo, COMeIN ha publicado sendos monográficos dedicados a la pandemia de coronavirus. Lo volveremos a hacer este mes de junio y probablemente seguiremos haciéndolo mientras la nueva enfermedad continúe poniendo nuestro mundo patas arriba con la inusitada crueldad que hemos padecido esta primera mitad del 2020. Lo más curioso es que las autoras y los autores de la revista no han recibido ninguna consigna en este sentido, pero no les hizo falta recibirla para entender que, en el contexto actual, la prioridad era y sigue siendo muy clara. Lo considero una notable demostración de que las torres de marfil no son nuestro hábitat natural.

Y la tercera y última constatación es que, cuando más necesario resulta el profiláctico distanciamiento social en el entorno físico, más conveniente resulta romper ese distanciamiento social en el terreno intelectual. A mediados de marzo, cuando parecía que el mundo se iba a detener por completo para iniciar la etapa más dura del confinamiento, diversas personas me preguntaron si tenía sentido que bajo esas circunstancias mantuviéramos activa la revista. Mi respuesta siempre fue la misma: ahora, más que nunca. Si propiciar que el conocimiento generado en la universidad redunde en beneficio de todos es la misión fundacional de COMeIN, no íbamos a parar justo cuando más necesario resultaba compartir ese conocimiento con un entorno ávido de información fidedigna y clara pero inmerso en un ecosistema comunicativo saturado de bulos y datos incomprensibles. Así que siempre abierta, y en abierto.

Gracias de todo corazón, pues, a cada una de las personas que han hecho posible llegar a los primeros 100 números de COMeIN y a la institución que ha alentado esta iniciativa. Muchas gracias por vuestra implicación incondicional, incluso en momentos tan difíciles como los que nos ha tocado vivir estos últimos meses.

Cuando todo esto haya pasado, lo celebraremos como es debido. Mientras tanto, no se me ocurre mejor manera de celebrarlo que seguir haciendo lo que constituye nuestra razón de ser como revista divulgativa: transferir conocimiento rompiendo todo distanciamiento social entre la universidad y su entorno.