Número 128 (enero 2023)

‘Babylon’: cantando bajo la lluvia de dólares, coca y estiércol

Ferran Lalueza

Desmesurada como el diarreico paquidermo que protagoniza su prólogo, Babylon (Damien Chazelle, 2022) nos retrotrae a la era en la que el cine era un espectáculo de masas y sus estrellas, auténticas divinidades. En la nueva película del director de La La Land, la transición del mudo al sonoro sirve de telón de fondo a la historia de un puñado de personajes cuyos caminos –en pos de la inmortalidad que Hollywood brinda a sus elegidos– se entrecruzan intermitentemente.

Hace casi un siglo, la consolidación del cine hablado (y cantado) sacudió los cimientos de la industria cinematográfica arrollando y orillando a buena parte de su star system. Como parte de su usual ejercicio de autofagia, el séptimo arte ha dirigido sus focos hacia este período de transformación profunda en numerosas ocasiones, aunque sin llegar a aventajar jamás al clásico inmarchitable Cantando bajo la lluvia (Singin' in the rain; Stanley Donen y Gene Kelly, 1952).

 

Mientras que Cantando bajo la lluvia –pertinentemente homenajeada en Babylon, por cierto– contempla el declive del cine mudo con una mirada nostálgicamente irónica y la comicidad de un optimismo vitalista, el film de Chazelle se recrea en los aspectos más sórdidos y decadentes de aquella época. De hecho, algunas de las truculentas situaciones reflejadas en la película resultarán bastante familiares a quienes hayan leído esa muestra vintage de pseudoinvestigación periodística sensacionalista, tremendista y falaz que fue el libro Hollywood Babilonia (Hollywood Babylon), pergeñado hace ya más de seis décadas por el escritor y cineasta Kenneth Anger.

 

Y es que, en difícil y meritoria armonía, el lujo más glamuroso y la depravación más nauseabunda se dan la mano permanentemente a lo largo de las más de tres horas que dura el film. Un metraje que, además de mostrarnos auges y caídas de los protagonistas en la meca del cine, también da para incidir en cuestiones colaterales como el gansterismo, el racismo, la homofobia, el poder inmisericorde de los medios de comunicación, las desigualdades sociales y la naturaleza intrínsecamente saturnal de un Hollywood que devora ávida y sistemáticamente a sus criaturas. Con todo, el sentido del humor (humor negro las más de las veces) y la pasión incondicional por el espectáculo cinematográfico bigger than life emanan a raudales de cada uno de los fotogramas de Babylon.

 

Referencias de ‘Babylon’ y elenco

 

En el protagonismo relativamente coral del film, podemos hallar ecos de Robert Altman y de sus angelinas Vidas cruzadas (Short cuts, 1993), por no mencionar ese otro ejemplo de cine dentro del cine que es El juego de Hollywood (The player, 1992). En la cómica recreación de la labor de los pioneros del cine, en cambio, es más bien el Peter Bogdanovich de Así empezó Hollywood (Nickelodeon, 1976) quien emerge como referente, del mismo modo que el lirismo crepuscular de su La última película (The last picture show, 1971) resuena en la evocación del fin de una era en la industria del entretenimiento. El desarmante sarcasmo con el que se muestran algunas escenas de violencia atroz, a su vez, podría entroncar con el estilo más genuinamente tarantiniano, y tampoco faltan las ambientaciones oníricas al más puro estilo David Lynch.

 

Y así podríamos seguir hasta el infinito dado que, por momentos, parece que Chazelle haya querido condensar en 189 frenéticos minutos el siglo y cuarto de vida que ya atesora el arte cinematográfico. Este sentido homenaje se hace mucho más explícito en un epílogo que seguramente pretendía ser apoteósico, pero que resulta más bien psicodélico.

 

El –en mi opinión, prescindible– colofón constituye un pecado menor totalmente perdonable. La fuerza narrativa, la sucesión de imágenes deslumbrantes, el ritmo endiablado y la poderosa banda sonora de Justin Hurwitz (cómplice conspicuo del director) te atrapan sin remisión desde el minuto uno suspendiendo cualquier reticencia y demoliendo cualquier resistencia.

 

Por supuesto, nada de todo esto es ajeno a la conjunción literalmente estelar de una pléyade de intérpretes en estado de gracia. Es el caso de Tobey Maguire, en la piel de un gánster que, a modo de dantesco Virgilio, ejerce de cicerone en la visita al repulsivo inframundo de la ciudad de Los Ángeles. Y también el caso de Diego Calva, un talento emergente definitivamente consagrado con este film. Y, por supuesto, es igualmente el caso de un magnético Brad Pitt, cuyo carisma de superestrella da aliento a un rol que emula al célebre (aunque hoy olvidado) actor John Gilbert, uno de los grandes ídolos del cine mudo.

 

 img-dins_article-lalueza128a

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Brad Pitt (izquierda) caracterizado como Jack Conrad, un émulo de la estrella del cine mudo John Gilbert (derecha)

Fuente: Paramount Pictures y ‘Cinelandia’

 

Sin embargo, todos ellos son eclipsados –y no es tarea fácil– por la arrolladora y conmovedora interpretación de Margot Robbie, que da vida al personaje de Nellie LaRoy, una actriz de ascenso fulgurante inspirada en este caso en otro de los arrinconados mitos del cine silente: Clara Bow. Talentosa y desinhibida, Bow es considerada la primera it girl, etiqueta que un siglo después acabarían usurpando algunas influencers de méritos cuestionables.

 

 img-dins_article-lalueza128ba

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Clara Bow es la actriz real en la que se inspira el personaje de Nellie LaRoy interpretado por Margot Robbie

Fuente: Doubleday Books y Paramount Pictures

 

En un momento en el que las plataformas de streaming parecen situar al cine en una encrucijada semejante a la que cien años atrás conllevó la eclosión del sonoro, no está de más rememorar la capacidad de reinvención que siempre ha evidenciado el arte cinematográfico; reivindicar esa pulsión delirante que casi siempre ha propulsado a sus mayores artífices, y celebrar la magia que se produce cuando, en una sala oscura, una historia es capaz de captar toda nuestra atención y de generar un estremecedor torbellino de emociones. Hazte un favor y no esperes a que llegue a tu plataforma favorita. Disfruta de la gloriosa desmesura de Babylon en pantalla grande mientras siga vivo el entrañable reclamo «Only in theaters».

 

Para saber más:

ANGER, Kenneth (1998). Hollywood Babilonia. Barcelona: Tusquets.

STENN, David (1988). Clara Bow: Runnin’ wild. Nueva York: Doubleday.

 

Banda sonora:

HURWITZ, Justin (2022). Welcome [canción]. A: Babylon (Music from the Motion Picture). Paramount Pictures / Interscope Records [en línea].

 

Citación recomendada

LALUEZA, Ferran. «‘Babylon’: cantando bajo la lluvia de dólares, coca y estiércol». COMeIN [en línea], enero 2023, no. 128. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n128.2303

cine;  entretenimiento;  periodismo;