Número 151 (febrero de 2025)

Redes sociales: ¿morir matando?

Ferran Lalueza

«¿Están tocadas de muerte las redes sociales?». Con esta provocativa, a la par que sugerente pregunta, la periodista e investigadora Susana Pérez Soler me invitó a unirme a un debate asíncrono impulsado por la revista Barcelona Metròpolis y centrado en el rol que actualmente ejercen estas populares plataformas digitales en nuestra sociedad. Bien arropado por ocho especialistas del ámbito a quienes sigo y admiro desde hace tiempo, acepté el reto.

Este pasado enero (inmediatamente antes y después de la toma de posesión de Donald Trump), una nueva ola de deserciones siguió despoblando X al hacerse más evidente, si cabe, el uso espurio que Elon Musk –propietario de la antigua Twitter y mano derecha del nuevo presidente estadounidense– está haciendo de la plataforma, convertida en juguete propagandístico del conservadurismo más rancio y más temible. Siempre al quite, Mark Zuckerberg –dueño de Meta– anunció ese mismo mes que sus plataformas (Facebook, Instagram, Threads) eludirán desde ahora cualquier moderación de contenido, emulando así la tóxica permisividad que ha convertido a X en un nauseabundo vertedero del que cada vez más usuarios huyen en desbandada, abandonando a su suerte a cuantos nos empecinamos en seguir aportando algo de luz a tan tenebroso entorno. Y también fue durante el mismo enero que expiró el plazo dado a TikTok por el Gobierno de los Estados Unidos para que traspasase su negocio en aquel país a una empresa estadounidense o de un «país aliado», lo cual deja en un limbo jurídico a la plataforma china en su principal mercado (cuenta con 170 millones de usuarios estadounidenses activos).

 

El momento elegido para intentar desentrañar qué es lo que hoy nos aportan en realidad las redes sociales, pues, no podía ser más oportuno. Imagino que así lo creyeron también los y las demás participantes en el debate moderado por la profesora Pérez Soler a la hora de lanzarse al ruedo. A continuación, glosaremos sus intervenciones.

 

¿Qué nos aportan hoy las redes sociales?

 

La doctora en Medios, Comunicación y Cultura Patrícia Ventura apunta que es el afán de lucro lo que guía a estas plataformas por encima de cualquier otra consideración, lo cual provoca no pocos efectos indeseables (infoxicación, burbujas de filtros, desinformación, extractivismo de datos y daños al sistema democrático). Con todo, concluye con una nota de optimismo al entender que las nuevas generaciones ya están haciendo un uso más sabio de las redes sociales.

 

Karma Peiró, periodista especializada en tecnologías de la información, valora positivamente el papel de las redes sociales por su potencial como herramientas comunicativas y de activismo social. Aunque admite la necesidad de combatir los contenidos tóxicos que propagan, para ello confía más en el creciente sentido crítico de los usuarios que en la –extremadamente compleja– regulación de los poderes públicos o en la –cada vez más inexistente– autorregulación de las propias plataformas.

 

Miquel Pellicer, director de Estrategia Digital de la UOC, reclama a las instituciones la elaboración de un índice de desarrollo digital (IDD) para evaluar el impacto ético y democrático de las plataformas sociales. Aunque coincide tanto en la confianza en los más jóvenes como en la necesidad de propiciar el espíritu crítico, apela también a combatir las dependencias emocionales generadas por las redes sociales y que limitan nuestra capacidad para discernir y cuestionar el contenido consumido.

 

La especialista en cultura de internet Janira Planes Frías, de Hamlet Strategic Makers, pone el dedo en la llaga cuando señala que el odio y la desinformación consiguen un enorme alcance porque son contenidos que nos afectan. El hecho de prestarles atención es interpretado torticeramente por los algoritmos, que entienden que les dedicamos nuestro tiempo porque «nos gustan».

 

La directora de teatro, dramaturga, activista y docente Simona Levi enfatiza la diferencia entre internet y las redes sociales: «Internet es una red distribuidora y neutral, mientras que las plataformas sociales son espacios centralizados que dependen de señores blancos, heterosexuales y multimillonarios que buscan el propio beneficio a través de algoritmos que manipulan el acceso a la información y secuestran nuestra atención». No se pueda expresar mejor.

 

María Victoria-Mas, directora de estudios de Periodismo en la Universitat Abat Oliba CEU, enriquece el debate con un enfoque novedoso sobre la raíz del problema. Según esta profesora, las redes sociales amplifican fenómenos como la desinformación o el discurso de odio, pero las causas reales subyacen en las carencias del sistema democrático.

 

Lorenzo Marini, cofundador y director de Estrategia de Verificat, apuesta por la regulación y la educación como herramientas clave para combatir las disfunciones asociadas a las redes sociales. Con todo, nos alerta de que una regulación que no sea participativa ni consensuada puede devenir arma política y acabar siendo contraproducente.

 

El periodista especializado en redes sociales y comunicación institucional Sergi Santiago coincide en reclamar una toma de conciencia colectiva y una regulación más estricta. Además, nos regala una frase para enmarcar: «Nos merecemos que las redes sean espacios a la altura de la cantidad de horas que les regalamos».

 

Quien suscribe este artículo, profesor e investigador que responde –respondo– al nombre de Ferran Lalueza, contesta la pregunta que abre este artículo («¿Están tocadas de muerte las redes sociales?») con las siguientes palabras: «Más que morir, lo que han hecho las redes sociales es matar. Sobre todo, matar las estimulantes expectativas generadas a raíz de su eclosión y rápida popularización». Pese a semejante arranque, que esboza un panorama más bien desolador, no renuncio a un punto de optimismo en mis conclusiones: «Sigo creyendo en la capacidad de las redes sociales para aportar cosas positivas a la sociedad. Para que el milagro se produzca, no obstante, solo existe una vía: la que combina concienciación, educación y una estricta regulación».

 

Como profesor del Máster universitario de Social Media: Gestión y Estrategia de la UOC, como investigador del proyecto eHealthLit4Teen y como director de COMeIN –la revista que ahora mismo tienes ante tus ojos–, me enorgullezco de seguir trabajando, día tras día y año tras año, para que las redes sociales ni mueran ni maten. Quiero expresar, pues, mi más profunda gratitud a la estimada colega Susana Pérez Soler y a la revista Barcelona Metròpolis por invitarme a participar en un debate tan necesario en la inmejorable compañía de las ocho personas expertas antes mencionadas. Cuando esta publicación impulsada por el Ayuntamiento de Barcelona se autodefine como «La revista que estimula el debate ciudadano sobre cuestiones de la actualidad», no se trata de una mera proclama.

 

Para saber más:

Puedes acceder a la versión íntegra del debate glosado en este artículo en los siguientes enlaces:

https://www.barcelona.cat/metropolis/es/contenidos/redes-sociales-aliadas-de-la-ciudadania-o-destructoras-de-la-democracia

https://www.barcelona.cat/metropolis/en/contents/social-media-allies-the-public-or-threats-democracy

 

Citación recomendada

LALUEZA, Ferran. «Redes sociales: ¿morir matando?». COMeIN [en línea], febrero 2025, no. 151. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n151.2510

medios sociales;  periodismo;  ética de la comunicación;