Frances Haugen se convirtió en un personaje público no solo porque encontró la fortaleza para documentar la falta de acción de Facebook contra la desinformación, y una estrategia para visibilizar los problemas que la empresa estaba creando, sino también porque defendió sus argumentos, por ejemplo, ante el Congreso de los Estados Unidos y el Parlamento Europeo. Además, escribió un libro sobre su camino para convertirse en una científica de datos con sentido crítico y posteriormente en una whistleblower: The power of one (2023).
En el libro, Haugen explica cómo su educación le permitió convertirse en una científica de datos con sentido crítico, sin necesidad de hacer referencia a su infancia jugando con legos (un lugar común en los discursos de los programadores). En cambio, habla de su educación «estilo Montessori» (el nuevo lugar común), donde son los estudiantes quienes eligen de forma libre lo que quieren hacer, tanto en el parvulario, como en la escuela primaria, la secundaria, e incluso en la universidad. También habla de su entrenamiento en ligas de debate y de sus primeros trabajos en la industria tecnológica persiguiendo hackers. Según ella, el estilo Montessori se adecua con el estilo de trabajo de las grandes empresas digitales, que trabajan por proyectos que nacen de las iniciativas de los trabajadores en torno a unos temas estratégicos, y construyendo los equipos de trabajo a partir de las afinidades personales.
Portada del libro de Haugen
Fuente: Hachette Book Group
Whistleblowing es la actividad de una persona, a menudo un empleado, que revela información sobre una organización que considera ilegal, inmoral, ilícita, insegura o fraudulenta. La seguridad, la libertad y el futuro del denunciante pueden estar en peligro, pero asumen su destino por el bien de la sociedad. Algunas de las whistleblowers que han tenido un mayor impacto en la industria tecnológica son Meredith Whittaker, Tinmit Gebru y la misma Frances Haugen. Meredith Whittaker enfrentó represalias por revelar el acoso sexual en Google. Tinmit Gebru fue despedida de Google después de alertar sobre los riesgos del uso de large language models.
Haugen vs. Facebook
Frances Haugen trabajó como gerente de producto y científica de datos en Google, Pinterest y Facebook antes de convertirse en la whistleblower de los papeles de Facebook en 2021. Para hacerlo, recopiló pruebas sobre los grandes desafíos sociales que Facebook estaba creando y su falta de acción al respecto. Con sus papeles, demostró que la empresa –que poco después de sus denuncias cambió el nombre por Meta– sabía que su algoritmo estaba reforzando la desinformación, polarizando el discurso político, promoviendo la violencia y el discurso de odio, y afectando negativamente a la salud mental de sus usuarios. Adicionalmente, los equipos que podían combatir estos problemas eran insuficientes y estaban mal financiados. En cambio, los equipos que contribuían al mantenimiento o crecimiento del tráfico en Facebook (likes, comments, follows) tenían prioridad y los ingresos de la compañía continuaban creciendo gracias a este tráfico.
En su caso, Haugen entró en Facebook con la promesa de que iba a contribuir a regular el impacto negativo de sus plataformas en la sociedad. Y decidió convertirse en whistleblower ante la falta de compromiso de la empresa al respecto. Pero ya había podido observar de primera mano cómo operaba el sistema, y quería «dormir por la noche, libre de la carga de llevar (los) secretos» de Facebook. Quería «impulsar un cambio desde el fondo». Según sus propias palabras, deseaba que «el mundo se apartara de la carrera mortal en el que Facebook nos había colocado» (Haugen, 2023, pág. 17).
Frances Haugen era, en resumen, una trabajadora desencantada. Su objetivo era desenmascarar a la empresa con la que estaba trabajando, exponiendo públicamente los conflictos legales y morales de dicha empresa. Su principal desafío era presentar una historia creíble, contar con pruebas sólidas al respecto y tener protección legal. Pero no estuvo sola en ese proceso. Jeff Horwittz, periodista de The Wall Street Journal, se acercó inicialmente a ella para preguntarle sobre el papel de Facebook en las elecciones de 2020. Después de conocerlo un poco más, ella comprendió que Jeff era la persona adecuada para dar a conocer las pruebas que estaba recopilando contra Facebook. Antes de hacer públicos los papeles, también contó con un equipo de abogados que protegió su integridad legal; en Estados Unidos, el gobierno incentiva el whistleblowing a través de leyes protegen a los whistleblowers de las posibles demandas de las empresas, siempre y cuando el gobierno considere que el whistleblower aporta pruebas suficientes del impacto negativo de estas en la sociedad. Finalmente, un equipo de comunicadores también la acompañó en el proceso, manejando su agenda pública y sus comunicaciones una vez se hizo visible su nombre.
Dada su posición privilegiada en la industria tecnológica, su perspectiva crítica, así como la cooperación con Jeff Horwittz y otros medios tanto en Estados Unidos como en otros países, su proyecto tuvo cierto impacto mediático y en la sociedad. Aunque nunca se sabrá qué impacto ha tenido en los algoritmos de Facebook, probablemente solo tuvo un impacto en las políticas internas para impedir el flujo de información interna de Facebook/Meta hacia los medios de comunicación. En cambio, el impacto mediático que han tenido los papeles de Facebook ha contribuido a una mayor conciencia de las diferentes formas en que las redes sociales impactan en el panorama, político, social e incluso en la salud mental de los ciudadanos.
A menudo se cuestiona y minimiza a los whistleblowers. Se les acusa de hacerlo por el interés de llamar la atención sobre sí mismos o porque están resentidos con la empresa. También se les acusa de filtrar documentos falsos y, en general, se cuestiona la veracidad de su historia. El valor añadido de los whistleblower radica en el acceso a documentos privados que pueden mostrar lo ilegal, inmoral, ilícito, inseguro o fraudulento de la empresa que se pretende desenmascarar. A menudo, abogan por la necesidad de una mayor transparencia por parte de la industria tecnológica, para que la sociedad pueda examinar el impacto social de las plataformas digitales. En su libro The power of one, Frances Haugen cuenta su versión de la historia. Una lectura muy recomendable para entender cómo funcionan las redes sociales, cómo impactan en la sociedad y qué se puede hacer para contrarrestar su poder.
Para saber más:
HAUGEN, Frances (2023). The power of one. Little, Brown and Company.
Citación recomendada
ROSALES, Andrea. «El poder de una mirada crítica». COMeIN [en línea], junio 2024, no. 144. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n144.2442
Profesora de Comunicación de la UOC