Continuamos con la revisión de los fenómenos emergentes en la movilidad urbana. Como propusimos en el texto anterior, el escenario actual de las ciudades nos dibuja posibilidades de nuevas líneas de acción en cuanto a diseño se refiere. Una de dichas líneas es la relacionada con la fabricación digital como forma de manufactura DIY (Do It Yourself), entendido como el «hazlo tú mismo», una mentalidad muy propia de la práctica artesanal o de los movimientos hackers.
La fabricación digital se proyecta en la movilidad urbana construyendo nuevos imaginarios, en los cuales las personas podrán ser capaces de autofabricar sus propios vehículos. Este fenómeno nos arroja nuevas preguntas:
La gran industria automotriz no se está quedando de manos cruzadas ante los cambios en la movilidad futura. Ralph Gilles, el famoso jefe de diseño mundial de Fiat Chrysler, nos dibuja posibilidades de movilidad para las generaciones mileniales. Gilles nos explica que el coche de este siglo debe ser lo más parecido a un smartphone: un vehículo hiperconectado y con base en sistemas en red para la ciudad, cartografiada a fondo de forma digital. Un automóvil totalmente configurable. Este nuevo proyecto milenial nos arroja nuevas preguntas:
Para Gilles aún no es suficiente con la invasión en nuestras vidas de los smartphones y argumenta que las nuevas generaciones tienen una necesidad de estar siempre en línea, incluso cuando van conduciendo. Este ejemplo, a pesar de su dinamismo, sigue manteniendo la centralidad de las decisiones del diseño en una gran marca automotriz, con las ventajas y desventajas que esto supone.
En el otro lado de la moneda, regresamos a un sistema descentralizado basado en la fabricación digital y nos encontramos con NERA, la primera motocicleta electrónica (totalmente impresa en 3D) del mundo. Si la promesa de la fabricación digital es que podamos imprimir lo que queramos nosotros mismos, aquí tenemos el rostro de este deseo focalizado en la movilidad urbana. Las opciones de customización de
Vamos a concluir este texto con una visión crítica en torno al caso de estudio que hemos propuesto, así que definamos puntos de fricción en estos ejemplos:
1. Materialidad de la producción de NERA.
¿Es posible usar materiales no contaminantes y reciclables? Esto puede definir si vale la pena la producción de este tipo de vehículos. Es fundamental asegurarnos de que no afectamos, aún más, de forma negativa nuestros ecosistemas vitales.
2. Medios de producción.
¿Qué tan accesibles son las impresoras 3D propicias para imprimir este tipo de motocicleta?
Sabemos de sobra que la promesa de la impresión digital se basa en el postulado de que «cualquiera puede imprimir lo que quiera», pero la realidad es que los costos de los equipos, según el resultado que se busque, son muy diferentes.
3. Posibilidades de imaginar un mejor futuro.
En este punto, encontramos elementos muy positivos. Este tipo de sistemas nos permite imaginar y prototipar de forma más sencilla nuevas formas de diseñar y probar materiales. No consideramos que dichas impresoras sean accesibles para todo el mundo, pero sí lo son para un número mayor de especialistas a nivel global. Esto nos abre la posibilidad de trabajar desde el centro a la periferia, desde la periferia al centro y, ante todo, desde la descentralización experimental imaginando nuestra vida futura.
Cita recomendada
FOGLIA, Efraín. Líneas de investigación futuras en diseño: movilidad urbana (II). COMeIN [en línea], febrero 2020, no. 96. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n96.2009
Profesor de Diseño en la UOC
@EfrainFoglia