Número 137 (noviembre de 2023)

Crónica de la I Jornada de Estudios Culturales de GAME: recorridos, intervalos e implícitos

Cristina Pujol

El primer Seminario de Estudios Culturales de GAME (Grupo de Investigación en Aprendizajes, Medios y Entretenimiento) permitió poner en común proyectos, debates e ideas alrededor de un campo de investigación que permite articular el pensamiento con la intervención política y social. La ponencia principal corrió a cargo de Toby Miller, que puso sobre la mesa los elementos para definir los estudios culturales a partir de dos autores: el filósofo Bruno Latour y el historiador Roger Chartier.

De Latour tomó su propuesta de contemplar todos los elementos que intervienen e interactúan en la producción de conocimiento, su red actancial, cuya agencia puede ser humana o de otra índole. Y de Chartier, su insistencia en que, a pesar de que los formatos, medios y dispositivos sean digitales, es la lectura y la escritura, el texto, lo que se encuentra en el centro de la comunicación humana.

 

Miller define el objetivo de los estudios culturales como el análisis crítico que tiene en cuenta las relaciones de poder y de subjetividad, siendo fundamental introducir en las investigaciones preguntas clásicas (quién, qué, cómo, cuándo, cómo), sin olvidar el fundamental cui bono, a quién beneficia ese objeto que se está investigando. Miller traslada la crítica a la propia institución universitaria y considera que necesitamos ver la cultura a través de prismas teóricos de soberanía e industria: nos anima a combatir la hegemonía académica anglosajona, así como el absolutismo, el individualismo y el nacionalismo metodológico para abrir el campo a una verdadera interculturalidad e interdisciplinariedad.

 

La primera mesa tenía como objetivo trazar un recorrido de los estudios culturales en los estudios de cine y comunicación en España. Celestino Deleyto describió sus inicios con el análisis cultural de cine comercial en su libro Ángeles y demonios. Representación e ideología en el cine contemporáneo de Hollywood, en el que investigaba sobre las tensiones entre placer, poder, ideología y entretenimiento en la cultura de masas popular. Un libro que, como comentó su editor Josep Lluís Fecé, causó cierta polémica entre los historiadores del cine del momento, por considerar que esa perspectiva de estudio no tenía legitimidad académica. Francisco A. Zurián recogió el testigo hablando de sus inicios en la hermenéutica y estética del cine, con trabajos sobre Henri Agel y André Bazin. En Estados Unidos dio el giro hacia los estudios culturales, que fue desarrollando con análisis culturales sobre el deseo homosexual, las masculinidades y las representaciones del cuerpo y la sexualidad. Zurián explicó que ha desarrollado su trayectoria en el grupo de investigación GECA. Aunque en su grupo cuenta con una amplia red académica internacional, llegados a este punto el debate quedó sumido en implícitos que dejaban entrever un malestar respecto a la recepción de su trabajo en la comunidad de los estudios de cine en España.

 

Laia Quílez, que desde su trabajo sobre la memoria histórica ha estado desarrollando un trabajo interdisciplinar basado en fuentes populares y la transmisión generacional de la memoria colectiva, intentó abrir la conversación exponiendo la dificultad de trabajar con rigor y continuidad en las condiciones competitivas y de gestión de la Universidad, intervenidas por jerarquías y desigualdades estructurales muy resistentes al cambio. Sin embargo, me temo que la conversación no terminó de fluir, lo que no deja de ser sintomático de un estado de la cuestión.

 

Si se me permite interpretar los implícitos, a pesar de que en España los estudios culturales en el campo del cine y la comunicación se han ido introduciendo en algunos espacios y proyectos, «la llamada a la pluralidad y al activismo no ha conseguido hasta el momento romper la herencia disciplinar dominante» (Cornut-Gentille, 2013, pág. 17). Esta situación tiene un correlato laboral que también es vital, porque el bloqueo de temas, metodologías, perspectivas de análisis y proyectos de investigación no es solo un cierre de filas o una demarcación de territorios académicos, temáticos o analíticos: es también el bloqueo de trayectorias profesionales, la precarización de vidas académicas, el estancamiento de redes de afinidad intelectual, la invisibilización de perfiles e identidades docentes diversas… Toby Miller ya indicó la tensión existente entre la institucionalización y la marginalización de los estudios culturales por lo que es inevitable que todas esas experiencias vayan atravesando los relatos de vida de muchas personas.

 

Como no hay nada que una agradable comida entre colegas no pueda resolver, los ánimos volvieron a su cauce y la mesa de la tarde nos permitió salir de la Universidad para conectar los espacios de pensamiento con la sociedad. Marina Garcés propuso el concepto de intervalo como el elemento temporal complementario al espacio para pensar con perspectiva nuestro deseo y acción de intervención política. No solo hay que contemplar el espacio para pensar y situar los proyectos de cambio social, también se debe dejar fluir los tiempos en los que se desarrollan, detienen o mutan. En su caso, Espai en Blanc fue una apuesta experimental, colectiva, por el pensamiento crítico que terminó en 2021 con el número 99 de la revista El Pressentiment, titulado «Volveremos cuando todo vaya bien». La imagen de la portada representa un contenedor de basura al borde de una carretera que cruza un terreno árido y desértico. ¿Qué significa? Como diría J.W.T. Mitchell (1996), la respuesta pueda ser nada en absoluto.

 

En la segunda mesa, siguiendo en esta intersección entre pensamiento y acción política, Víctor Sampedro expuso el modo en que se debe utilizar, desde la Universidad, cualquier espacio o medio para identificar las agendas del poder, denunciar las condiciones objetivas de la ciudadanía y promover relatos colectivos emancipatorios. Sampedro rechaza el término fake news para denominarlo directamente propaganda, y puso varios ejemplos del trabajo académico que viene desarrollando con voluntad crítica, activista, divulgativa y abierta: Dietética Digital un libro y plataforma desde la que ofrece recursos y talleres para promover una ciudadanía digital crítica, donde articula conceptos teóricos con ejemplos de películas y series populares como Summer wars, Super Size Me o Black Mirror; la publicación de análisis críticos de trabajos finales de estudiantes en prensa; o su reciente manual Teorías de la comunicación y el poder. Opinión pública y pseudocracia, un texto que desborda estrategias, actividades, consejos e incluso un «test de democracia» para identificar y combatir la pseudocracia en la que vivimos.

 

Desde el ámbito editorial y activista, Jorge Lago describió el modo en que fundaron el Instituto de Estudios Culturales y Cambio Social, con la voluntad de seguir pensando los modos de articular el pensamiento con la intervención social, recogiendo el espíritu y las ideas del ciclo político que inició el 15M de 2011. Para Lago, es fundamental trascender los espacios institucionales del pensamiento, la política y la investigación, y puso como ejemplo la popularidad que ha tenido un analista cultural como Mark Fisher, al que le dedicaron un curso que les permitió constatar el interés que suscita en las nuevas generaciones un autor que diagnostica el malestar social a partir de reflexiones del psicoanálisis, que articula con elementos de la cultura popular. Por otra parte, como editor de Lengua de Trapo, Lago ha publicado y prologado el clásico de Stuart Hall El largo camino a la renovación. El tatcherismo y la crisis de la izquierda, un libro que considera de una actualidad «que duele», por su capacidad de analizar el origen del neoliberalismo, su profundo calado cultural y la crisis de la izquierda en la que todavía estamos sumidas. Un trabajo que nos interpela y que considera un modelo de análisis que seguir.

 

Simón Vázquez, por su parte, trazó una exhaustiva genealogía de la tradición editorial de libros de izquierdas en Cataluña para exponer el modo en que estos proyectos tenían una voluntad de responder a los intereses y gustos de las clases populares. Editoriales ligadas a cooperativas y movimientos sociales, que conectaban con los debates y las luchas de los movimientos vecinales y atraviesan todo el siglo XX, en los que la perspectiva de análisis teórico y crítico tenía una clara voluntad de intervención social y política. Vázquez ha puesto en marcha sellos como Manifest Llibres o la división española de la mítica Verso, en consonancia con esa tradición cuyo espíritu considera que sigue vigente en la actualidad. Su inquietud, que comparte con Lago, es que sus proyectos se conviertan en nichos de mercado porque ambos entienden su trabajo editorial como una extensión de procesos sociales y políticos más amplios desde los que construir comunidad.

 

Para saber más:

ARROYO, Patricia; CASAUS, Marta; GARAVELLI, Clara; ORTEGA, María Luisa (eds.) (2012). Pensar los Estudios Culturales desde España. Reflexiones fragmentadas. Madrid: Editorial Verbum.

CORNUT-GENTILLE D’ARCY, Chantal (2013). Los Estudios Culturales en España. Exploraciones teórico-conceptuales desde el “límite” transdisciplinar. València: Advana Vieja editorial.

MITCHELL, William John Thomas (1996). «What Do Pictures “Really” Want?», October, vol. 77, págs. 71-82. DOI: https://doi.org/10.2307/778960.

PALACIO, Manuel (2007). «Estudios culturales y cine en España». Comunicar. Revista Científica de Comunicación y Educación, n.º 29, vol. XV, págs. 69-73.

 

Citación recomendada

PUJOL OZONAS, Cristina. «Crónica de la I Jornada de Estudios Culturales de GAME: recorridos, intervalos e implícitos». COMeIN [en línea], noviembre 2023, no. 137. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n137.2373

investigación;  eventos;  cine;  entretenimiento;  comunicación política;  género;