Número 134 (julio de 2023)

Callada comunicas: ¿lo sabes?

Candela Ollé

El lenguaje verbal supone un pequeño porcentaje (menos del 10 %) del contexto comunicativo. El lenguaje inclusivo, aunque no es ninguna novedad y tiene décadas de recorrido, es una de las prácticas más extendidas en instituciones, empresas, etc., para visibilizar a las mujeres y a otros colectivos. ¿Qué podemos hacer, pues, para que la comunicación, en sentido global (verbal y no verbal), sea más igualitaria?

Inspirada por la lectura del libro Qui parla i qui calla. Comunicació i (des)igualtat entre dones i homes, comparto algunas ideas para la reflexión y la práctica, y así conseguir una comunicación más igualitaria. Valorad vosotros mismos cómo lo hacéis.

 

Este libro de Irene Yúfera, Estrella Montolío y Elisa Rosado, con prólogo de Maria Carme Junyent, me ha parecido indispensable para elaborar un análisis de nuestro día a día –como mujer, madre, hija, compañera, docente, tía, amiga- y ver qué podemos cambiar para contribuir a reducir la desigualdad en la comunicación. Las siguientes líneas son una selección de ideas y conceptos que he considerado clave y de sumo interés.

 

El lenguaje inclusivo tiene su origen en los años setenta del siglo XX y posee una gran complejidad (una de las limitaciones del desdoblamiento, por ejemplo, es reforzar el binarismo de género, en una sociedad en la que la realidad es mucho más amplia y diversa). En 1991, la Unesco publicó Recomendaciones para un uso no sexista del lenguaje, de donde se deriva la propuesta de la creación de las formas del femenino en los nombres de las carreras, profesiones, etc. Estas recomendaciones –las acabadas de mencionar y otras– son una actuación más que se debe realizar, pero, desgraciadamente, con el lenguaje inclusivo, como práctica lingüística, no es suficiente y hay que ir más allá para eliminar las desigualdades entre hombres, mujeres y otros colectivos.

 

De manera extremadamente resumida y simplista, la comunicación verbal representa, según los teóricos, solo un 7 % de la comunicación, y el resto del porcentaje lo tiene el lenguaje no verbal (paraverbal y corporal). Si queremos promover una comunicación igualitaria entre mujeres y hombres y solo prestamos atención a los elementos verbales del mensaje, estamos dejando de lado las imágenes, los elementos visuales, sonoros y muchos otros aspectos, algunos de los cuales pueden tener, incluso, más impacto en lo que comunicamos.

 

Reflexiones sobre cómo comunicamos

 

Una técnica para autorreflexionar sobre cómo comunicamos es la «prueba de la inversión», que consiste en cambiar el sexo de quien participa en la situación y ver si nos expresamos de igual manera o hacemos cambios. Por eso, hay que observar qué peso otorgamos a los estereotipos, qué palabras usamos, qué papel atribuimos a la escucha, a la interacción –en la que el sesgo existe, y que hay que identificar y corregir–, al empleo de la palabra, a las actitudes y al contenido, por citar algunos aspectos.

 

Según una de las autoras, Elisa Rosado, «respecto de aquellos niveles más tardíos de nuestro desarrollo discursivo, podemos tomar decisiones conscientes muy relevantes para comunicarnos de una manera que se alinee con nuestros principios», y así, cuando identifiquemos sesgos comunicativos de género, todavía estemos a tiempo de modificarlos y cambiarlos.

 

Otro foco de atención es la «sordera selectiva» –concepto estudiado por la doctora honoris causa de la UOC Mary Beard– que se produce, por ejemplo, en las conversaciones en las que se van cambiando la centralidad y las posiciones de los interlocutores, pero no solo en las palabras, sino también en el lenguaje no verbal y en la postura corporal. Esta sordera la podemos analizar con una herramienta de diagnóstico de comunicación en reuniones, disponible en: https://xes.cat, que consiste en cumplimentar una tabla a partir de la observación, ya sea externa o por miembros del mismo grupo.

 

Sutilmente, de manera inconsciente, vamos construyendo identidades diferenciadas en cuanto al sexo para los niños y niñas (aquí podríamos explayarnos con respecto a la publicidad de los juguetes y de la ropa, la segregación entre niños y niñas, los colores, los estilos, los roles, etc.) en el ámbito familiar, en la escuela, en la Universidad (como estudiantes, docentes, investigadoras), en la vida profesional –ya se está produciendo una tímida transformación en la cultura de las organizaciones–, en la calle, en las redes sociales, en los medios de comunicación (hablé de ello en #Onsónlesdones), y esta diferenciación viene dada, en parte, por la educación y los estereotipos asimilados.

 

En el mundo digital, entendido como un reflejo o extensión del mundo físico, también están muy presentes las desigualdades y la violencia. Los algoritmos de las redes sociales tienen sesgos y estereotipos en sus datos de entrada, y este es, por lo tanto, otro ámbito en el que trabajar para conseguir una mayor igualdad.

 

La «prueba de la inversión» o la «sordera selectiva» os permitirán hacer una autocrítica y, para finalizar, propongo una reflexión a partir de casos reales. El material es fruto del trabajo de Estrella Montolio (una de las autoras del libro, catedrática de Lingüística Hispánica de la Universidad de Barcelona y responsable de la sección «Todo es lenguaje») y de Carles Mesa (periodista, director del magazín No es un día cualquiera de RNE), que presentan una muestra de 147 audios sobre los diferentes tipos de violencias verbales que sufren las mujeres diariamente. Este interesante ejercicio consiste en acabar la frase «Un caso de violencia verbal contra las mujeres se produce cuando…» (se pueden consultar los archivos sonoros originales en la fonoteca de «Todo es lenguaje»).

 

El compromiso comunicativo de conseguir una comunicación igualitaria no se puede limitar al discurso verbal, tal y como hemos explicado. ¿Qué papel desempeñas en la comunicación? ¿Te comunicas de la misma manera según si es con hombres o con mujeres? Te proponemos una reflexión sobre tus comportamientos comunicativos: presta atención y haz la «prueba de la inversión». No nos podemos permitir perder más talento femenino. Cuando estás callada comunicas, ¿sabes?

 

Para saber más:

YÚFERA, Irene; MONTOLÍO, Estrella; ROSADO, Elisa (2023). Qui parla i qui calla. Comunicació i (des)igualtat entre dones i homes. Vic: Eumo Editorial.

 

Citación recomendada

OLLÉ, Candela. «Cuando estás callada comunicas, ¿lo sabes?». COMeIN [en línea], julio 2023, no. 134. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n134.2348

género;  medios sociales;  ética de la comunicación;