Número 137 (noviembre de 2023)

Una tierra, dos verdades: breve análisis desinformativo de un mes de guerra

Alexandre López-Borrull

Hace unos días, la compañera Silvia Martínez escribió un primer artículo sobre la desinformación alrededor de la nueva guerra entre Israel y Palestina, y cómo se ha hecho un llamamiento renovado a las plataformas y redes sociales para que hagan lo máximo (y más aún) para evitar que la desinformación incremente la dificultad de cualquier salida no violenta.

Así como analicé los primeros días de la guerra entre Rusia y Ucrania, en este caso querría valorar algunos aspectos de la desinformación que ha tenido lugar y cómo, poco a poco, se ha entrado en una nueva dinámica que nos lleva al uso de la desinformación en diversos estadios y motivaciones. Finalmente, haré una reflexión sobre los efectos de la posverdad bélica en el activismo de apoyo a uno u otro bando. Desgraciadamente y, como ya apunta el título, en lugar de una solución del tipo «Una tierra: dos Estados», estamos situados en «Una tierra: dos verdades», lo cual hace imposible ahora mismo encontrar una solución aceptada por todas las partes, y en este «todas» ya no solo añadimos las dos que se enfrentan sino el contexto geopolítico en el que tiene lugar.

 

En Oriente Medio, no hablamos de un acontecimiento sobrevenido, sino de un conflicto inconcluso desde 1948 (por situar en algún momento su inicio, y es discutible), un presente demasiado continuo, una serie de acciones y reacciones que una vez amortiguadas hemos denominado guerras (Suez, Seis Días, Yom Kippur, Líbano) o rebeliones en bucle (primera y segunda intifadas). Además, recoge muchas de las pulsiones del siglo XX (nacionalismo, islamismo, Guerra Fría, Holocausto, socialismo, terrorismo…), y esto también ha hecho que quien más o quien menos (cada vez más, seguramente) tenga una idea preconcebida sobre quién cree que tiene razón y quién no. A esta idea volveremos más adelante a modo de sesgo de confirmación.

 

Desgraciadamente, el 7 de octubre quedó marcado como el día que tuvo lugar un nuevo acontecimiento global, un nuevo día (ya no vale el concepto histórico) para recordar, un día de seguimiento en las redes porque lo que tenía lugar estaba fuera de las lógicas recientes: Israel, la todopoderosa, atacada por todas las vías posibles, el mito de la fortaleza que caía en medio de imágenes y noticias impactantes. De hecho, eran tan impactantes las imágenes reales que llegaban, que no existía, aún, la necesidad de hacer circular desinformación de contrapropaganda, de manera que durante los primeros dos o tres días, esta no circulaba demasiado por internet. Por lo tanto, hablamos del impacto como uno de los aspectos que justificarán y necesitarán de la desinformación. A continuación, veremos otros.

 

Desinformación y relato

 

Incluso, en aquel momento, uno de los elementos básicos para contrarrestar la desinformación, la legitimidad, para el Gobierno, estaba situado de parte de Israel, y era muy difícil crear un relato contrario a base de desinformación. El impacto del 7 de octubre parecía ofrecer una legitimidad que resultará ser un concepto clave para justificar la respuesta, la venganza, un «ojo por ojo, diente por diente» bíblico como narrativa geopolítica. Era, de hecho, la respuesta esperada por Hamás. Así, en esta búsqueda de la legitimidad, encontramos algunos de los elementos desinformativos (incluso más de misinformation que de disinformation, digamos, menos planificados), como era el rumor de los cuarenta niños degollados en el kibbutz de Kfar Aza. Y aquí ya empezamos a ver los primeros elementos no de verificación, sino de negación o afirmación en función de la ideología de cada cual, en los que lo importante no parece ser la verdad, sino que sea verdad solo aquello que se adecúa a nuestro posicionamiento sobre el tema. La verdad ya no es importante. Posverdad bélica al servicio de la legitimidad.

 

Otro elemento relevante para generar relato de legitimidad ha sido, pues, la victimización; ser la víctima y no el verdugo, cuando no se tiene en cuenta que siempre hay un hecho anterior en el cual se remite hasta casi cien años atrás. El «y tú más» infantil llevado desgraciadamente a la geopolítica. En cuanto a la victimización, podemos decir que ha sido el segundo elemento que ha marcado la segunda fase del nuevo conflicto, que es la respuesta que ha dado Israel en forma de bombardeos y la entrada en Gaza, por tierra, mar y aire. Evidentemente, esta acometida ha generado otra serie de imágenes escalofriantes que han sido distribuidas ahora por el otro bando, en el que también ha habido una parte de desinformación, como si no hubiera habido bastante. Solo hay que pensar en los hospitales de Gaza, y en los bombardeos en los que los niños vuelven a ser el eslabón más débil de todo el conflicto.

 

Todo intento de victimización ha llevado, también, a una cierta oleada de negación, que sería otro de los conceptos clave. Negar lo que ha pasado, negar el símbolo para sacar la parte de argumento. Lo vimos en la maternidad de Mariúpol en Ucrania, y ahora lo hemos visto en este conflicto. Los dos ejemplos más impactantes son la desinformación de que ha sido Israel quien disparó contra los asistentes al concierto, o bien cuando fuentes proisraelianas hablan de Pallywood para negar las imágenes de muertes y heridos. A buen seguro que hay alguna imagen forzada o eliminada, pero negar lo que sucede para cambiar la narrativa empleando la desinformación no les da la razón.

 

Finalmente, el último concepto compatible y paralelo con la legitimidad o la victimización (aunque sea una paradoja) es la fortaleza. Los dos bandos no dejan de emitir vídeos en los que muestran la fortaleza de lo que están haciendo, para generar una oleada optimista. Y aquí también hay mucha desinformación, como las breves grabaciones de Hamás que parecen mostrar como ponen tanques israelíes fuera de circulación, mientras que Israel niega que esto esté sucediendo. Ambos bandos muestran que están «ganando», sin darse cuenta que de hecho pierden los dos.

 

Desinformación para influir en la opinión pública

 

En cuanto a los motivos de la utilización de esta desinformación, sin duda se basa en el intento de influir en las opiniones públicas de los países (sobre todo occidentales) ajenos al conflicto para que presionen sus gobernantes, mucho más ligados a la real politik que a la política de las emociones, y en que solo un posicionamiento interno en contra de la invasión de Gaza puede hacer parar el ritmo y la contundencia israelíes. Sin embargo, a estas alturas, no parece haber influido suficiente. Pero no ninguneemos también el intento de una cohesión y vehiculación de las opiniones públicas de los países no occidentales para aislarlos y ponerlos en manos de los nuevos ejes (principalmente, BRICS) que se pueden ir configurando.

 

Para hacer todo esto, el uso de perfiles dedicados a trabajar todos estos conceptos ha sido importando. Un ejemplo importante sería Israel Defensa (Ñ), que, de alguna manera lo que hace es enfrentarse al perfil propalestino Palestina Hoy. Otros ejemplos de la importancia que los bandos dan a esta generación de narrativa sería el perfil de Roni Kaplan, que ha tenido también presencia en los medios de comunicación.

 

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Guerra también de perfiles propagandísticos

Fuente: X

 

Y aquí volvemos al título inicial. Si no se acepta que hay una verdad (del tipo que bajo el hospital está la sede de Hamás o no, pero las dos cosas no pueden ser verdad al mismo tiempo), es muy difícil funcionar como sociedad. Si no importa la verdad, es muy difícil la reconciliación. Si no importa la verdad y compartimos todo aquello que se adhiere a nuestro posicionamiento (un «se non è vero, è ben trovato» casi quinientos años después), ¿cómo pretendemos defender nuestra verdad como movimiento o como activistas? Por lo tanto, es más importante que nunca que entendamos que la verdad no es un relleno sino la esencia del armazón social. Y acabo, como muchas veces estos días, recordando aquella cita de Esquilo que ya he citado otras veces: «Dios no es contrario al uso de la mentira en causas sagradas». Y que no sea la única verdad hoy día.

 

Citación recomendada

LÓPEZ-BORRULL, Alexandre. «Una tierra, dos verdades: breve análisis desinformativo de un mes de guerra». COMeIN [en línea], noviembre 2023, no. 137. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n137.2376

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