Número 127 (diciembre 2022)

‘In a quality land’

Andrea Rosales

Marc-Uwe Kling ha escrito QualityLand (2017), una novela que no solo es un best seller, sino que además analiza de forma divertida los retos de la digitalización de la sociedad y está teniendo más impacto que cualquier texto académico. La novela es una distopia más sobre qué puede pasar si las tecnologías digitales que conocemos hoy en día siguen avanzando por donde van. Muy en la línea de otras novelas distópicas sobre tecnología, como El Círculo (Eggers, 2017) o Clara y el sol (Ishiguro, 2021).

Y aunque esté escrita en clave de ciencia ficción, las fricciones de la interacción entre humanos y robots, o entre humanos y sistemas de inteligencia artificial, se parecen mucho a los retos de la sociedad actual. De hecho, más que ciencia ficción a veces parece una caricatura de la sociedad actual y una critica al tecnooptimismo imperante, disfrazado de ciencia ficción para reforzar la caricatura. Y en esta clave de humor, drama y ciencia ficción, el libro ha tenido más impacto en la sociedad que cualquier trabajo académico sobre el tema, e incluso será producida como una serie para HBO. Aunque el lector se puede enfocar en la vibrante historia, en los detalles de la ciencia ficción o en la reflexión sobre la sociedad en la que vivimos.

 

Bajo la figura de una novela distópica, el autor se permite incluir opiniones personales o experiencias observadas y abrir una reflexión sobre ellas. Como novela, el lector puede, o no, empatizar con los imaginarios descritos en el libro. Así, aunque los imaginarios más críticos sobre la automatización están en presentes en la novela, podrían pasar desapercibidos para algunos lectores.

 

La literatura necesita crear cierto nivel de intriga para construir un argumento. Así, no es de extrañar que los productos culturales de esta línea (como Eggers, 2013; Kantayya, 2020; Noujaim, 2019; Orlowski, 2020, o Wiener, 2020) tomen un tono distópico y una visión oscura. Reflejan todos los miedos asociados con las tecnologías y se convierten en una respuesta al tecnooptimismo imperante.

 

El mundo de ‘QualityLand’

 

Al más puro estilo de ciencia ficción, Kling describe un país refundado en un futuro no muy distante, en el que la mayoría de las decisiones las toman algoritmos y los robots están tomando el control de las posiciones de poder. Incluso hay un robot haciendo campaña presidencial. El robot candidato dice que es muy eficiente porque puede analizar las opiniones de los ciudadanos y evaluar cuáles son los pro y los contra de cada decisión, en instantes.

 

El conflicto aparece en la novela, primero cuando la novia del protagonista lo deja porque ha visto en la aplicación de citas que no son un perfect match, y después cuando el protagonista, Peter, recibe un paquete que no le interesa. La vida de Peter se desmorona cuando lo deja su novia; en QualityLevels, el sistema que mide el desempeño de cada ciudadano, baja en picado. Pero además el paquete que le llegó trae un vibrador rosa con forma de delfín. A Peter no le interesa el delfín y se propone devolverlo. Pero en TheShop, que es la principal tienda de QualityLand, no es necesario hacer los pedidos directamente. TheShop sabe exactamente lo que cada persona quiere comprar y se lo envía incluso antes de que la persona sea consciente de que lo quiere. TheShop alega que Peter sí quiere el delfín, y que no se atreve a reconocerlo.

 

Los imaginarios descritos en la novela muestran los temores a la masificación de los sistemas de inteligencia artificial, y las tensiones en la digitalización forzada de la sociedad, cuando las plataformas digitales se convierten en la regla para la interacción social, las relaciones laborales, las compras y la ciudadanía.

 

La novela habla de prácticas desleales contra el interés de los usuarios, algoritmos ocultos, personalización manipuladora e ilegítima, discriminación de los colectivos más vulnerables y explotación de las vulnerabilidades de los usuarios. En este sentido, habla del derecho a la igualdad, el derecho a ser tratado con dignidad y el derecho a la libertad, temas que son comunes en los estudios críticos sobre las plataformas digitales (como Eubanks, 2018; O'Neil, 2016; Pasquale, 2015, o Wachter-Boettcher, 2017).

 

Así, el tema de las inequidades digitales ya no está restringido al cerrado círculo de la academia, sino que es parte de una cultura más amplia donde escritores, periodistas y documentalistas reflejan el discurso público y contribuyen a crear conciencia sobre los retos de la digitalización de la sociedad. El escenario está abierto para más producción en esta línea.

 

Para saber más:

EGGERS, Dave (2013). The Circle. Nueva York: Knopf.

EUBANKS, Virginia (2018). Automating Inequality: How High-Tech Tools Profile, Police, and Punish the Poor. St. Martin’s Publishing Group.

ISHIGURO, Kazuo (2021). Klara y el Sol. Anagrama.

KANTAYYA, Shalini (Director). (2020). Coded Bias [film]. 7th Empire Media [en línea]. https://www.codedbias.com/

KLING, Marc-Uwe (2020). QualityLand. Grand Central Publishing.

NOUJAIM, Jehane (Director). (2019, julio). The Great Hack [documental]. Netflix.

O’NEIL, Cathy (2016). Weapons of Math Destruction: How Big Data Increases Inequality and Threatens Democracy. Crown.

ORLOWSKI, Jeff (Director). (2020, agosto). The Social Dilemma [docudrama]. Netflix [en línea]. https://www.thesocialdilemma.com/

PASQUALE, Frank (2015). The Black Box Society. Harvard University Press.

WACHTER-BOETTCHER, Sara (2017). Technically Wrong. Nueva York, Londres: W. W. Norton & Company.

 

Citación recomendada

ROSALES, Andrea. «‘In a quality land’». COMeIN [en línea], diciembre 2022, no. 127. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n127.2282

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