En las últimas décadas, el tratamiento de lo monstruoso se ha desplazado: del enemigo a derrotar al compañero con quien se convive. En obras populares como Pokémon, How to Train Your Dragon y The Last Guardian, el vínculo con criaturas no humanas se sostiene menos en la fuerza y más en prácticas de atención, de cultivo de la confianza y de aprendizaje mutuo. Leído desde la ética del cuidado y los estudios multiespecie, este giro no es menor.
Cuidar no es un gesto sentimental, sino un trabajo relacional y material históricamente feminizado y distribuido de forma desigual (Fisher y Tronto, 1990; Tronto, 1993). A la vez, las relaciones humano-animal se configuran como ensamblajes de técnicas, afectos y dependencias que nunca están libres de poder (Haraway, 2003, 2008). La «domesticación» de lo monstruoso funciona, así, como un laboratorio público para observar cómo se narran la tutoría, la maternidad ampliada y la posibilidad de una cohabitación ética.
Marco de lectura
Se entiende el cuidado como una práctica que sostiene la vida y que exige responsabilidad, atención y respuesta ante la vulnerabilidad ajena. No es un atributo natural de ciertos cuerpos, sino una tarea situada con dimensión política (Tronto, 1993; Puig de la Bellacasa, 2017). Este marco se cruza con la propuesta de Haraway de pensar los vínculos como companion species: cofabricación del mundo entre especies, más que como dominio unidireccional (Haraway, 2003, 2008, 2016). Interesa menos celebrar la ternura y más examinar sus condiciones: quién define las reglas, cómo se reparte el trabajo afectivo y si existen el consentimiento y la salida del vínculo. También conviene recordar que el cuidado puede estetizarse y volverse invisible cuando se administra como emoción disponible y agradable, algo que la sociología ha descrito como «trabajo emocional» (Hochschild, 1983).
A continuación, se analizan tres escenas de cuidado.
Afecto y captura: ‘Pokémon’ (1996-)
En Pokémon, la crianza de criaturas es el bucle principal. Nombrar, alimentar, curar y entrenar produce vínculos significativos y una alfabetización afectiva en torno a la diferencia. Sin embargo, estas prácticas se integran en una infraestructura de captura, propiedad y rendimiento: la Poké Ball, las ligas, los valores de esfuerzo. El afecto, en este caso, actúa como mediación que suaviza una arquitectura competitiva.
La dimensión de género aparece en la distribución simbólica de tareas: con frecuencia, personajes feminizados sostienen cuidados sanitarios y logísticos, mientras que la épica del viaje se asocia al reconocimiento público. El tiempo invertido en eclosionar, optimizar y curar se presenta como ocio placentero, lo que dificulta reconocerlo como trabajo afectivo. El mérito del texto no desaparece por ello; simplemente revela la ambivalencia entre tutoría y explotación suave.
Héroes que aprenden a sostener: ‘How to Train Your Dragon’ (2010-2019)
La trilogía sitúa a un joven protagonista y a un dragón en un régimen de interdependencia singular. El héroe deja de medirse por la fuerza para definirse por la observación, el diseño de prótesis y la paciencia. Cuidar aquí es coordinar ritmos y asumir que volar juntos exige ajustes materiales y afectivos.
La serie incorpora la figura de una madre que, tras años apartada de su comunidad, protege a los dragones como ecosistema: cuida hábitats y redes, no solo individuos. Este desplazamiento es relevante para los estudios de género porque saca el cuidado del espacio doméstico y lo inscribe en una política de convivencia a escala ambiental. Ahora bien, la iconografía del vuelo también recuerda la asimetría: la técnica humana habilita y regula la capacidad del otro. La película ofrece una respuesta utópica a esa tensión; la reciprocidad compensaría la dependencia, pero no borra la pregunta.
Vulnerabilidad y opacidad: ‘The Last Guardian’ (2016)
El vínculo entre un niño y una criatura híbrida introduce otro tempo. No hay control total ni obediencia garantizada: hay hambre, heridas y una gramática de miradas. La tutoría oscila de un lado a otro y obliga a aceptar la opacidad del otro. Desde esta perspectiva, la ética del cuidado se define menos por la domesticación que por la disposición a sostener incertidumbre y lentitud.
El desenlace, marcado por la separación, inscribe una política de la salida: el amor no se equipara a la posesión. Esta escena dialoga con la invitación de Haraway (2016) a «quedarse con el problema», esto es, a habitar vínculos imperfectos y parciales que no se resuelven mediante soluciones totales ni finales triunfales.
El niño y Trico en una escena de descubrimiento e interdependencia –no dominación– del videojuego ‘The Last Guardian’
Fuente: Sony Interactive Entertainment
Progresión como guía de lectura
Si ordenamos los ejemplos en el tiempo, la cronología sugiere una evolución en la narrativa de los cuidados. Partimos de Pokémon, donde el cuidado aparece reglado: dar de comer, curar y entrenar produce afecto, pero ese afecto se inserta en un circuito de captura y rendimiento. El cuidado funciona como energía que impulsa la competición, y buena parte del trabajo que lo sostiene se naturaliza como hobby (Hochschild, 1983; Tronto, 1993).
Avanzamos hacia How to Train Your Dragon, que baja el ritmo y desplaza el eje: la técnica no sirve para dominar al otro, sino para hacer posible la convivencia. Diseñar una prótesis, cartografiar, ajustar ritmos y, sobre todo, ampliar la maternidad hacia el cuidado de hábitats y redes dibuja una cohabitación tecnopolítica. La historia, además, ensaya la posibilidad de decir «basta» y separarse sin que la ruptura invalide el vínculo.
El recorrido culmina en The Last Guardian, donde el cuidado ya no puede confundirse con control. Aquí la relación se sostiene en la opacidad y la paciencia: hay límites, malentendidos y una despedida que reconoce la finitud.
Vista así, la progresión no es una línea ascendente ni una teleología de «mejores cuidados», sino una constelación que ilumina lo que podemos mirar al leer, enseñar o crear. Primero, la visibilidad del trabajo: alimentar, curar, limpiar, negociar miedos y diseñar mediaciones son labores concretas que requieren reconocimiento. Segundo, el consentimiento y la salida: un vínculo ético implica la posibilidad de decir «No» y de marcharse (How to Train Your Dragon lo tematiza, The Last Guardian lo asume, Pokémon lo deja en la sombra). Tercero, la escala del cuidado: del gesto íntimo al marco ecológico, la cultura popular nos recuerda que cuidar también es proteger condiciones de vida y redes. Con estos tres hilos, la cronología se vuelve mapa: no solo del pasado de estas obras, sino de las preguntas que podemos llevar al aula y al diseño.
Conclusión
Las narrativas de «cuidar monstruos» desplazan la épica de la conquista hacia prácticas de sostener vidas en común. Leídas desde género y multiespecie, habilitan una pedagogía pública del cuidado útil para el aula, la crítica cultural y el diseño. La lección no es sentimental: se trata de poner atención, técnica e imaginación al servicio de vínculos no posesivos, con reconocimiento explícito del trabajo implicado y con mecanismos de consentimiento y salida. En los mejores momentos, cuando The Last Guardian cultiva la paciencia o cuando How to Train Your Dragon amplía el foco a ecosistemas, estas obras proponen una cohabitación que no borra la diferencia, sino que la integra en una ética situada. Ese es un horizonte fecundo para pensar la cultura visual y lúdica contemporánea: cuidar sin domesticar del todo y hacerlo con responsabilidad compartida.
Para saber más:
FISHER, Berenice; TRONTO, Joan (1990). «Toward a feminist theory of caring». En: E. K. Abel & M. K. Nelson (eds.). Circles of care: Work and identity in women’s lives. págs. 35-62. State University of New York Press.
HARAWAY, Donna (2003). The companion species manifesto: Dogs, people, and significant otherness. Prickly Paradigm Press.
HARAWAY, Donna (2008). When species meet. University of Minnesota Press.
HARAWAY, Donna (2016). Staying with the trouble: Making kin in the Chthulucene. Duke University Press. DOI: https://doi.org/10.2307/j.ctv11cw25q
HOCHSCHILD, Arlie Russell (1983). The managed heart: Commercialization of human feeling. University of California Press.
PUIG DE LA BELLACASA, María (2017). Matters of care: Speculative ethics in more than human worlds. University of Minnesota Press. DOI: https://doi.org/10.5406/illinois/9780252037573.003.0011
TRONTO, Joan (1993). Moral boundaries: A political argument for an ethic of care. Routledge. DOI: https://doi.org/10.4324/9781003070672
Imagen de portada:
Imagen promocional (captura de juego) de The Last Guardian aportada por la autora del artículo con fines de cita y análisis. Fuente: Sony Interactive Entertainment
Citación recomendada
ROCA VERA, Dácil. «Cuidar monstruos: análisis del cuidado y aprendizaje mutuo en la animación y videojuegos contemporáneos». COMeIN [en línea], diciembre 2025, no. 160. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n160.2585
Dácil Roca VeraConcept artist en producciones de animación y profesora colaboradora en la UOC
@dacilroca


