A menudo se habla de la motivación del estudiantado, de lo importante que es que haya un interés intrínseco en lo que se estudia y que, si no lo hay, desde la docencia intentemos activarlo y cultivarlo. Pero ¿y el profesorado? ¿Qué papel ejerce la pasión, la motivación y el amor por todo aquello que se explica? El título de este artículo parece bastante un clickbait, pero no lo es. ¡Vamos allá!
Hace unos días, me reuní (por un tema que ahora no viene a cuento) con Josep, docente en temas de producción gráfica, y con Victoria, estudiante de diseño. Él le preguntaba la opinión sobre sus clases y ella le dijo «en clase hablas de producción como si estuvieras hablando del perro de tu infancia», y lo acompañó de un gesto similar al de abrazar a un animal, refiriéndose al amor incondicional de un niño a su mascota. Y es que este amor, dijo, se percibe en los ojos, en la entonación y en la pasión que ponen algunos docentes en lo que explican. Me pareció una muy buena metáfora.
Soy diseñadora gráfica y cuando iba al instituto (todavía en época de BUP y COU), solo podíamos escoger entre letras o ciencias (puras o mixtas), nada de bachilleratos artísticos, sociales o humanísticos. Me decanté por las letras, puras. Esto quería decir esquivar las matemáticas, sí, pero también quería decir estudiar griego y latín. En aquel momento me topé con Montse, la profesora de griego que, como decía Victoria, era una de esas docentes que nos hablaba como si lo hiciera de su perro de la infancia. En aquella época yo no era una gran lectora (de hecho, me costaba bastante ponerme a leer), pero ella consiguió que me leyera la Odisea de Homero y parte de la Ilíada (esta segunda escrita en griego antiguo), nos acompañó en una inmersión en la cultura griega, hicimos tzatziki en clase y nos hizo vivir todas y cada una de las historias de la mitología griega. Le brillaban los ojos y la pasión se le salía por las orejas (¡gracias, Montse!).
El papel de la motivación en el mundo creativo
Ahora la docente soy yo. Lo soy en el ámbito del diseño y la creación visual. Y aquí
A menudo se relaciona la práctica creativa con la satisfacción emocional, una experiencia inspiradora, motivadora o apasionante. Se conecta el proceso creativo con los sentidos, con aquello visceral y emocional (Massaguer; Creus; Sánchez-Navarro, 2023). Así, pues, las expectativas de experiencia formativa, y, por lo tanto, también de docente, por parte del estudiantado de ámbitos como el diseño, la comunicación o las artes, puede estar relacionada con este perfil de persona apasionada por lo que explica, académicos que sienten de manera profunda y visceral el ámbito del que son expertos. A veces se cumplen las expectativas, pero, como todo por todas partes, a veces, no.
En el ámbito profesional, la comunicación entre diseñador o diseñadora y cliente tiene, también, este punto emocional. Construimos relatos (visuales o verbales, sonoros o sensoriales) para la identidad de una institución o empresa, de una persona o de un colectivo, diseñamos elementos que pueden llegar a ser clave en la relación entre una marca y su público, o entre un producto y sus personas usuarias, creamos conexiones entre agentes y actores sociales.
¿Cómo no poner parte de nuestra emoción y pasión en estos procesos? ¿Por qué no aprovechar esta motivación para llegar a las personas que nos escuchan, leen o miran, sean clientes o estudiantes? Nos invito a hablar más a menudo como si lo hiciéramos del perro de nuestra infancia.
Para saber más:
MASSAGUER, Lluc; CREUS, Amalia; SÁNCHEZ-NAVARRO, Jordi (2023). «¿Quién quiere ser creativo? Imaginarios y expectativas de estudiantes universitarios de diseño y comunicación sobre la profesión creativa». Revista Grafica. DOI: https://doi.org/10.5565/rev/grafica.284
Citació recomanada
MASSAGUER, Lluc. «Hablar del perro de nuestra infancia». COMeIN [en línea], abril 2024, no. 142. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n142.2427
Profesora de diseño en la UOC