Número 126 (noviembre 2022)

La gestión en las revistas académicas: ¿qué sabemos?

Candela Ollé

Las revistas científicas son una pieza clave en la vida académica del profesorado, puesto que sin publicaciones no se puede progresar –de momento– en el alpinismo universitario. Una revista, mirada con ojos de autoría, es una cabecera que tiene unas características de indexación, posicionamiento según las citas, tarifas más o menos caras –pocas sin APC (cargo por procesamiento de artículos)–, una web más o menos amigable, quizás una edición en papel, un equipo editorial, plazos diferentes en los procesos de aceptación, unas instrucciones de autoría concretas, etc. Pero, con la mirada de editora o directora, ¿qué sabemos? El ejemplo de la revista BiD nos ayudará a conocer este mundo editorial.

Habitualmente, somos autoras o revisoras, iniciamos la búsqueda de la revista que mejor nos encaje; en función de los criterios personales, podemos fijarnos en la lengua, si es de acceso abierto, las tarifas, el posicionamiento en cuartiles y las bases de datos de referencia de las que forma parte. Una vez que la hemos escogido, debemos ceñirnos a las instrucciones y pautas, cumplir los plazos y, en el caso de querer publicar un artículo en esta, esperar pasar la revisión (por pares y ciega, normalmente), las rondas de correcciones hasta llegar a la publicación, y contribuir a su difusión.

 

Una revista tiene siempre un equipo detrás muy poco visible que la hace posible y es conocedor del funcionamiento y los procesos internos para que los artículos puedan ser publicados. Una revista tiene un consejo asesor, un consejo de redacción, editores, editores científicos, en definitiva, un organigrama que puede tener denominaciones diferentes, pero que hacen posible todo el ciclo de la publicación.

 

Procesos internos

 

Uno de los primeros pasos, si se organiza por monográfico –como es el caso–, es decidir las temáticas o llamadas y hacerlas públicas para poder dar margen a los investigadores de presentar artículos. El rol del coordinador de monográfico como máximo especialista del tema es capital y suele identificar un listado de personas que podrán hacer la revisión por pares.

 

La plataforma que gestiona todo el proceso, desde la entrada de los textos a ser candidatos hasta la publicación, es un Open Journal System (OJS) –en un sentido general, en la UOC usamos el de RACO–, y en el caso de BiD se usa otra plataforma por la publicación, ya que el diseño del OJS, muy encorsetado, no se ha considerado adecuado y solo se emplea para el back office.

 

El circuito de revisión empieza con una primera revisión de la edición científica de la revista. Si se supera, pasa a la revisión por pares y, en el caso de ser aceptada, iniciamos la revisión lingüística y/o traducción, así como la revisión de los aspectos indicados en las instrucciones de los autores. Previamente a la publicación compartimos las galeradas con los autores e iniciamos la publicación. El proceso de revisión y aceptación la hacemos con una media de dos meses. Además, ya hace años que optamos por la publicación avanzada, que permite publicar gradualmente y hacer más difusión hasta llegar a cerrar el número y generar el sumario de contenidos. La revista tiene una periodicidad semestral y una media de 6-8 artículos por número. Después de la publicación continúa el trabajo de la difusión en las redes sociales, en las listas de distribución de la disciplina, pidiendo la participación de las autorías. Esta fase cada vez tiene más peso.

 

La calidad, la indexación y más variables

 

La carga de gestión va más allá de los procesos internos para la evaluación y la publicación, dado que cada vez hay más aspectos que cumplir, tener en cuenta, participar. Comentemos algunos, por ejemplo, la ética y las malas prácticas Code of conduct and best practices guidelines for journal editors desarrollado por el COPE (Committee on Publication Ethics) o el lenguaje inclusivo, para lo que en el caso de BiD tenemos la «Guía UB» y la «Guía UOC». Además, en el Estado español existe la Fundación Española para la Ciencia y Tecnología (FECYT) que otorga el Sello FECYT y, recientemente, una mención de género para las revistas. Si quieres abrir camino y trabajar por la mejora continuada tienes que estar ahí, presentarte y revalidar las posteriores ediciones.

 

Por otro lado, debe estar indexada en espacios webs de referencia, que los podemos agrupar en evaluación de la calidad o el impacto de revistas; bases de datos bibliográficas; directorios de revistas; repositorios; recolectores de metadatos; portales de revistas de acceso abierto y sumarios de revistas. Hay que revisar que la información sea correcta, que esté actualizada, hacer nuevas peticiones cuando surgen portales nuevos relevantes, entre otros aspectos.

 

En la UOC disponemos del plan de calidad de cada una de las revistas, además de los recursos y el apoyo de la biblioteca para llevarlos a cabo, así como el plan de Conocimiento abierto y la realización de los seminarios de edición científica, un espacio de formación y de encuentro entre las personas que hacemos posible las publicaciones académicas de la Universidad. Somos una universidad que cuida mucho sus publicaciones y que busca la mejora continua de estas, y para conseguirlo en los planes de calidad incluye planes estratégicos.

 

Hasta aquí algunos aspectos generales, extrapolables a otras revistas. A continuación, pondremos el foco en la revista BiD.

 

Un repaso breve de la historia de ‘BiD’

 

La revista académica BiD nace en 1998 en la Escuela Universitaria Jordi Rubió y Balaguer de Biblioteconomía y Documentación. Concepció Miralpeix fue su primera directora. En la presentación podéis retroceder en el tiempo y entender el porqué. Posteriormente, la Escuela se convirtió en la Facultad de Biblioteconomía y Documentación, y con el paso de los números se formó el consejo de redacción.

 

Nacida siempre online y en abierto, en lengua catalana y castellana, y con algunos textos traducidos al inglés, mediante la publicación de dos números anuales correspondientes a junio y diciembre, la revista experimentó en el número 12, año 2004, un cambio significativo en el diseño y se creó la coordinación editorial. Por circunstancias de la vida, cuando la revista cumplió 20 números publiqué mi primer artículo: «Una mirada a los 20 números de BiD», en el que hacíamos un repaso de la primera década.

 

Posteriormente, en diciembre de 2010, incorpora en el lateral derecho el Blokdebid nacido en junio de 2010 y que reseña semanalmente informes de acceso abierto a cargo de especialistas en documentación y biblioteconomía. Sin duda, un valor añadido de la publicación. En el año 2013 pasa a ser coeditada por los Estudios de Ciencias de la Información y la Comunicación de la UOC. En la tribuna firmada por la dirección explicamos el convenio y la suma de recursos: humanos y económicos. Esta coedición supone también el inicio de la apertura hacia la disciplina de comunicación, que vamos consolidando poco a poco.

 

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Extracto de la infografía que sintetiza la visibilidad y el impacto de la revista

Fuente: ‘BiD’

 

Desde entonces ya ha pasado casi otra década, y en el momento de redactar este artículo estamos cerrando el número 49, que estará listo antes de acabar diciembre de 2022.

 

Citación recomendada

OLLÉ, Candela. «La gestión en las revistas académicas: ¿qué sabemos?». COMeIN [en línea], noviembre 2022, no. 126. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n126.2271

comunicación científica;  gestión del conocimiento;  investigación;  documentación;