
En este artículo, aventuro algunas notas sobre lo que pienso que podría ser un cambio interesante en el viaje narrativo de los y las protagonistas en ciertas ficciones contemporáneas. Un viaje de transformación en el que no se pretende restablecer el equilibrio perdido, sino crear uno nuevo. Una nueva ecuación, en un presente que pide a gritos un cambio de mirada, que supere el dualismo entre el nihilismo distópico y el conformismo tecnoutópico.

Yo lo llamo «comunicación de frontera». Y por comunicación de frontera, entiendo los límites máximos a los que puede llegar hoy la investigación sobre comunicación. Uno de esos límites, desmerecido por aquellos que no se formulan preguntas grandes en sus investigaciones, es la comunicación con entidades más allá de la muerte. Suena a paranormal, pero defiendo ante cualquier audiencia que se trata de un fenómeno bastante normal, puesto que las estadísticas sobre creencias en distintos países indican que entre un 10 % y un 30 % de la población dice haber tenido comunicación con un difunto.

En la primavera de 2023 empezaron a circular por la red tiernas imágenes de pavos reales bebé que, sin embargo, no eran reales (LaMagdeleine, 2023). La imagen del pavo real bebé creada con un modelo de inteligencia artificial generativa (IAGen) era muy realista y visualmente llamaba la atención mucho más que la real. Evaluar la veracidad de esas imágenes era un reto, sobre todo si el espectador desconocía cómo son los pavos reales bebé y si, además, se dejaba conmover por su evidente ternura.

En el pico de la frenética carrera hacia los umbrales de la inteligencia artificial, hemos llegado a la más grande y absurda paradoja: la autoexplotación laboral de los humanos a cambio de mucho, mucho dinero. Este fenómeno inédito, que se convierte en un paso atrás en los derechos laborales en el Primer Mundo, evidencia también una batalla entre las armas de seducción del capitalismo aceleracionista (con la promesa de ingresar en el club de los tech billionaires) y la dignidad de la condición humana.

Enciende la tele. ¿Ves ese anuncio de perfume? Todo lo que hay que saber sobre la publicidad está ahí. Atrapado entre programas y noticias insustanciales, ese anuncio es un soplo de aire fresco. A una parte de ti le seduce la historia que te muestra: un frasco bañado en oro, una sensual silueta, un paisaje idílico, un susurro en francés. Una promesa de que con unas gotas serás irresistible. Eso, es una ilusión.

Los avances tecnológicos y la irrupción de nuevas dinámicas comunicativas aceleran la transformación de una esfera pública en el punto de mira de las y los académicos del ámbito de la comunicación. Analizar estas transformaciones es esencial para comprender sus implicaciones y abordarlas desde una perspectiva adecuada.

La publicidad ha vuelto. Por fin. La campaña del Banco Sabadell con un dragón de San Jorge como protagonista es una estocada publicitaria digna de caballero, de un azul sanguinolento. Ha dejado atrás el diálogo y ha dado paso a la amenaza. En una especie de homenaje a Edipo, parece querer matar al padre y empezar un nuevo reino bajo sus propias normas.

La digitalización, una de las transformaciones más profundas de nuestras sociedades, tiene un impacto directo en la manera en que trabajamos, estudiamos, nos comunicamos y accedemos a todo tipo de servicios, sean públicos o privados. En definitiva, impacta en cómo ejercemos nuestra ciudadanía.

Hace unos meses el Club de Creatividad (CdC) reconoció la trayectoria de Alberto Astorga y Daniel Ilario con el Premio CdC de Honor 2025. Astorga e Ilario marcaron una época con sus campañas para Audi cuando hicieron tándem en DDB y se han ganado a pulso ser referente para las generaciones venideras.

¿Qué nos cuentan nuestras ciudades sobre cómo entendemos la vida, la vejez y el cuidado? En este artículo proponemos una reflexión sobre la ciudad como un espacio político, ético y comunicativo, donde la experiencia del envejecimiento y la vulnerabilidad nos interpelan para repensar el urbanismo desde una lógica de cuidado, representación e inclusión.