Número 160 (diciembre de 2025)

Nostalgia en las series de televisión contemporáneas: memoria, lógica cultural y economía afectiva

Marta Lopera-Mármol

Fredric Jameson ya señalaba en Postmodernism, or, The Cultural Logic of Late Capitalism (1991) que la nostalgia constituye una sintomatología central de la condición posmoderna, caracterizada por el pastiche y la crisis de la historicidad. La nostalgia se ha convertido hoy en una de las lógicas culturales y estéticas dominantes más visibles en la producción audiovisual contemporánea, particularmente en el ecosistema de las series televisivas. Su presencia ha adquirido una dimensión estructural en la industria, donde opera simultáneamente como mecanismo emocional y como dispositivo cultural capaz de transformar las formas de narrar, diseñar y consumir ficción.

La nostalgia, por lo tanto, no es solo un recuerdo, sino una fuerza configuradora que modela las estrategias estéticas y las formas de relación afectiva entre la audiencia y los relatos mediáticos. El estreno de la última temporada de Stranger Things (Netflix, 2016-2025), un caso paradigmático de nostalgia ochentera, demuestra cómo la televisión opera como un espacio privilegiado en el que la memoria colectiva y el afecto se reorganizan mediante estrategias visuales y narrativas que reconstruyen el pasado no como documento histórico, sino como experiencia estética sensorial y emocional.

 

La nostalgia como economía afectiva e industrial

 

Este auge nostálgico, manifestado en la proliferación de remakes, reboots y revivals confirma que la nostalgia se ha instalado como una estrategia industrial plenamente rentable. Títulos como The Paper (Peacock, 2025), Dexter: Original Sin (Paramount+/ Showtime, 2024-2025), Cites (Filmax, TV3, Amazon Prime Video, 2024), Dynasty (The CW, 2017-2022), Fuller House (Netflix, 2016-2020), Gilmore Girls: A Year in the Life (Netflix, 2016), Twin Peaks: The Return (Showtime, 2017), 90210 The New Generation (The CW, 2008-2013), por mencionar algunos, confirman que la nostalgia es un motor económico que garantiza la continuidad del vínculo afectivo con audiencias multigeneracionales.

 

Mark Fisher (2009) planteaba que resulta casi imposible imaginar una alternativa coherente al sistema vigente. En este contexto, la nostalgia surge como una respuesta emocional ante un presente incierto y un futuro que se percibe como amenazante. En este marco sociocultural y político marcado por la inestabilidad económica, la ansiedad climática, la aceleración tecnológica y la polarización sociopolítica, ciertas producciones utilizan la nostalgia como mecanismo de refugio. La reciente serie catalana La Casa Nostra (3Cat, 2025), por ejemplo, recupera estéticas retro y narrativas comunitarias que remiten a modelos de convivencia idealizados. Dicho refugio se alza como respuesta directa al presente, cumpliendo la función de desviar la mirada de la audiencia de la realidad material, especialmente de la crisis de la vivienda y del deterioro de las condiciones de vida, suturando las grietas de la contemporaneidad. De igual manera, el regreso al negocio familiar en The Bear (FX/Hulu, 2022-) funciona como un espacio simbólico de resistencia emocional y de anclaje afectivo ante la precarización económica y laboral. En este escenario, la nostalgia opera como lenguaje emocional que promete estabilidad simbólica y afectiva, ofreciendo un espejismo de continuidad y pertenencia frente a un mundo fragmentado.

 

En el ámbito audiovisual, la nostalgia se manifiesta a través de estrategias específicas, entre ellas la reconstrucción estética de época mediante el diseño de producción, el vestuario, la paleta cromática y la ambientación sonora. También se expresa mediante la reutilización de iconografía cultural a partir de intertextualidades explícitas. Un ejemplo reciente es el videoclip The Fate of Ophelia de Taylor Swift (2025), que integra referencias visuales a los retratos prerrafaelitas de John Everett Millais, al cine clásico de los años treinta y a la figura icónica de Marilyn Monroe, conformando un entramado intertextual sustentado en una cultura visual compartida por distintas generaciones. Asimismo, la nostalgia se articula en estructuras narrativas cíclicas, en recursos metatelevisivos y en simulacros estilísticos que estetizan el pasado más de lo que lo representan históricamente. Un caso especialmente significativo es WandaVision (Disney+, 2021), una serie que recorre décadas de la historia de la televisión estadounidense, desde los años cincuenta hasta la actualidad, empleando el archivo televisivo como dispositivo emocional para explorar el duelo y el trauma desde una perspectiva íntima. De este modo, la nostalgia opera como una herramienta afectiva que entrelaza la memoria personal con la memoria mediática.

 

Consecuencia política e ideológica

 

Por tanto, la nostalgia no es ideológicamente neutra: tiene consecuencias políticas directas. Su capacidad para generar emotional grounding, esa sensación de estabilidad y pertenencia asociada a lo familiar, puede operar simultáneamente como herramienta crítica y como mecanismo de regresión conservadora. Algunas producciones, como The Marvelous Mrs. Maisel (Amazon Prime Video, 2017-2023), utilizan lo retro para visibilizar tensiones sociales y resignificar la memoria histórica desde una mirada feminista y expansiva. En cambio, otras como Fuller House (Netflix, 2016-2020) o Bewitched (Columbia Pictures, 2005), reconstituyen el modelo de familia tradicional de clase media alta sin problematizar sus dimensiones sociales, económicas o raciales, reafirmando valores conservadores bajo la apariencia amable de la nostalgia familiar. Y es que estas producciones no buscan reinterpretar a los personajes desde perspectivas feministas, sociales o innovadoras, ni modificar el tono o la dinámica narrativa; más bien, su objetivo es evocar la nostalgia del público, apelando a los elementos que consolidaron su popularidad en su momento. Reproduciendo así fantasías normativas aspiracionales que borran conflictos históricos y promueven la ilusión de un pasado homogéneo, estable y universalizable, reforzando discursos conservadores que alimentan la narrativa del «volver a ser grandes», retórica emblemática de los proyectos populistas y reaccionarios contemporáneos.

 

La televisión contemporánea articula, por tanto, una relación compleja entre memoria, afecto e identidad cultural. No se limita a evocar un tiempo pasado, sino que actúa como tecnología cultural del tiempo, modulando nuestra percepción del presente y nuestras expectativas sobre el futuro. La cuestión crítica reside en determinar si el retorno al pasado se emplea para comprender y transformar la realidad o si, por el contrario, estabiliza una fantasía paralizante que bloquea la imaginación política.

 

Por tanto: ¿miramos al pasado para iluminar posibilidades futuras, o para refugiarnos en la ilusión de lo que nunca fue?

 

Para saber más:

JAMESON, Frederic (1991). Postmodernism, or, The Cultural Logic of Late Capitalism. Duke University Press. DOI: https://doi.org/10.2307/j.ctv12100qm

FISHER, Mark (2009). Capitalist Realism. Is there no alternative? Zero Books.

 

Imagen de portada:

Ilustración 1950s American living room creada por image_gen. Fuente: ChatGPT (30-11-2025).

 

Citación recomendada

LOPERA-MÁRMOL, Marta. «Nostalgia en las series de televisión contemporáneas: memoria, lógica cultural y economía afectiva». COMeIN [en línea], diciembre 2025, no. 160. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n160.2584

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