Los social media son ampliamente populares entre los usuarios de internet. Esta popularidad se hace extensiva a los menores, que se sienten atraídos por sus contenidos, pero también se inclinan a mostrarse activos creando perfiles e interactuando. En este contexto, la realidad no siempre respeta las limitaciones legales. Y mientras que padres y tutores intentan proteger a los menores, las plataformas se encuentran en la encrucijada entre cumplir la legislación, proyectar una buena imagen y velar por su negocio o ganar usuarios
La Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos personales y garantía de los derechos digitales, indica claramente, en su artículo 7, que «el tratamiento de los datos personales de un menor de edad únicamente podrá fundarse en su consentimiento cuando sea mayor de catorce años». En la aplicación, esto supone que, por ejemplo, al darse de alta en servicios digitales, como plataformas social media deben tener al menos esa edad o, de no alcanzarla, que disponga del consentimiento de los tutores o responsables de la patria potestad. Así, algunas empresas tecnológicas informan explícitamente que se debe tener 14 años para hacer uso del servicio, como se ve en las Condiciones de uso de Instagram. Otras detallan el marco normativo que aplica en cada país o zona geográfica, como ocurre al consultar las Restricciones de edad en las cuentas de Google. En otros entornos, las indicaciones apuntan a los 13 años, si bien, atendiendo a la normativa, debería hacerse con la debida autorización, al implicar el tratamiento de sus datos.
En la práctica, lo cierto es que los menores acceden a contenidos de las redes sociales, pues en muchas ocasiones para consultarlos no es necesario tener creado un perfil en ellas. En otros casos, los sistemas de control de edad de los usuarios que se crean perfil son débiles, de manera que basta con mentir en la fecha de nacimiento para poder generar una nueva cuenta. Todo esto preocupa de forma lógica a los progenitores o tutores que ven cómo niños y adolescentes acceden a mensajes que no son apropiados para su edad, establecen contacto con otros usuarios desconocidos o publican ellos mismos contenidos en los que, en ocasiones, aparece información personal o imágenes propias y de terceros. La normativa quiere brindar en este sentido especial protección en tales casos a los menores, pues, además de mencionar acciones de formación, en el artículo 94, referido al derecho al olvido, en su apartado 3, se reconoce que cuando se trate «de datos que hubiesen sido facilitados al servicio, por él o por terceros, durante su minoría de edad, el prestador deberá proceder sin dilación a su supresión por su simple solicitud».
A pesar de esta medida, el artículo 84, dedicado a la «protección de los menores en Internet», aborda en su apartado 1 que «los padres, madres, tutores, curadores o representantes legales procurarán que los menores de edad hagan un uso equilibrado de los dispositivos digitales y de los servicios de la sociedad de la información a fin de garantizar el adecuado desarrollo de su personalidad y preservar su dignidad y sus derechos fundamentales». Por ello, la educación mediática resulta en este punto fundamental para lograr que esos niños/as y adolescentes tengan las competencias adecuadas para hacer el mejor empleo posible de estas plataformas. Sin embargo, se buscan otras soluciones que permitan a esos tutores y padres, como responsables, tener un mayor conocimiento y seguridad respecto del uso efectivo que realizan de las redes sociales.
Iniciativas especializadas para público infantil
Así, surgen iniciativas especializadas y dirigidas a ese público más joven. Hablamos aquí de Messenger Kids, servicio de mensajería para niños/as, o YouTube Kids, que filtra el contenido para que resulte más adecuado según la edad. No obstante, los automatismos o algoritmos no siempre resultan infalibles. Otras opciones implementadas por Google for Families incluyen recursos didácticos o también la posibilidad de controlar el tiempo de conexión a través de los dispositivos digitales con Family Link. La Guía para padres y tutores de TikTok informa de la herramienta Sincronización familiar. Esta está pensada para implementar determinadas limitaciones, que van desde el acceso a contenidos hasta opciones de interacción, tiempo de uso y privacidad del perfil.
Si hace unos meses se escuchaba el posible surgimiento de un Instagram Kids, el proyecto parece que quedó paralizado en un momento en el que además se empezaron a filtrar los resultados del informe interno que destapó The Wall Street Journal sobre el impacto que podían tener en los y las jóvenes las imágenes que veían en esta plataforma social. No obstante, la compañía ha puesto el foco en estos últimos tiempos en mejorar la experiencia de este perfil de usuario, intentando ofrecer también más garantías a los padres. Así, el pasado 7 de diciembre, el responsable de Instagram Adam Mosseri anunciaba mejoras en los estándares de protección de adolescentes. Entre las medidas implementadas se encuentran algunas relacionadas con reducir las posibilidades de etiquetar o mencionar a personas, límites temporales (incluyendo la recomendación «Take a Break» implementada primero en algunos países con el objetivo de ir extendiéndola), así como recursos educativos.
Detrás de estas acciones se abriría el debate de si las plataformas actúan de manera altruista, buscando ayudar a progenitores y tutores frente a la realidad de conexión de los más jóvenes, mantener conectados a usuarios que van adaptando así sus hábitos de consumo de contenidos a estas plataformas o mejorar su imagen y reputación presentándose como lugares seguros.
Citación recomendada
MARTÍNEZ MARTÍNEZ, Silvia. Menores y ‘social media’: usos, riesgos y medidas de protección. COMeIN [en línea], marzo 2022, no. 119. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n119.2216
