Número 149 (diciembre de 2024)

Irse o no de Twitter/X: posicionamiento personal, entre The Clash y ‘Matrix’, pasando por Espriu

Alexandre López-Borrull

Entre todas las dudas y debates sobre si continuar en la red Twitter/X, me encuentro reflexionando sobre mi propia decisión. No porque mi decisión sea relevante, sino porque bebe de un posicionamiento ligado a mis áreas de investigación. Sí, me fui de Facebook (o lo dejé ir). Sin embargo, en ese caso, no fue por posicionamiento ideológico.

Esta duda la describió muy bien Sharon Waxman en un artículo en The Wrap en relación con la canción de The Clash, «Should I Stay or Should I Go», y cómo su letra resuena con las ventajas e inconvenientes de quedarse en esta plataforma («If I go, there will be trouble, if I stay it will be double»). Hagamos una lista de mis puntos a favor y puntos en contra, los específicos que pesan para mí, por si ayudan.

 

¿Por qué me sale a cuenta dejar Twitter/X?

 

Empecemos por las desventajas.

 

1. La desinformación como moneda de intercambio

 

Ya somos plenamente conscientes de que la rapidez con la que se difunde la información también facilita la propagación de noticias falsas y la desinformación. Recordemos que la desinformación puede tener consecuencias reales en la toma de decisiones y afecta personalmente a la salud y colectivamente al ambiente social y político, y la confianza en las instituciones.

 

Además, la desinformación a menudo se presenta de manera atractiva y apela a nuestras emociones, y se ha visto que esto ayuda incluso más a su viralización. Esto crea un entorno en el que la verdad se diluye y se hace difícil discernir qué es real y qué no. La lucha contra la desinformación requiere un esfuerzo constante que en muchos casos se vuelve un desgaste enorme por parte de los usuarios y de la propia plataforma con resultados cada vez más limitados, como se ha visto en tragedias como la DANA o conflictos como la guerra de Ucrania o en el Oriente Medio.

 

2. Los mensajes de odio como muestra de engagement

 

La presencia de trols y comportamientos abusivos puede hacer que la experiencia sea desagradable para muchos usuarios. Ariadna Font, exjefa del área de ética de Twitter, ha descrito la plataforma como «una caricatura de lo que podría haber sido», y ha destacado la toxicidad creciente desde la llegada de Elon Musk. Y cada vez soy más consciente de que los usuarios a menudo se encuentran con comentarios ofensivos, amenazas y acoso, lo cual conlleva, desgraciadamente, un impacto negativo más grande en la salud mental y el bienestar emocional.

 

La carencia de moderación efectiva y la permisividad hacia el contenido abusivo han hecho que, en un primer momento, despacio, y más aceleradamente tras la campaña electoral de los Estados Unidos, muchos usuarios abandonen la plataforma o reduzcan su actividad. Esto no solo afecta a los individuos, sino que también empobrece el debate público, puesto que las voces moderadas y constructivas se ven silenciadas por la toxicidad, por lo que se van o se autocensuran por el coste que puede tener, como pasó con los científicos durante la pandemia.

 

3. Algoritmos y burbujas de filtros como nuevas cuevas de Platón

 

Es sabido que los algoritmos tienden a mostrar contenido que refuerza nuestras propias creencias, cuando crean burbujas de filtros que limitan nuestra exposición a perspectivas diferentes, a pesar de que esto no es solo cosa de Twitter, sino de las plataformas en general. Esto puede aumentar la polarización y reducir la capacidad de comprender otros puntos de vista, y dificultarnos tener una buena y plural dieta digital. Cuando los usuarios solo ven contenido que confirma sus creencias, se hace más difícil establecer un diálogo constructivo y entender las perspectivas de los otros.

 

Esta polarización se ha hecho evidente en algunos procesos electorales en los que las burbujas de filtros contribuyeron a la división política y social. En estos casos, los usuarios se encontraron en ecosistemas informativos cerrados, donde las noticias falsas y la desinformación se propagaron sin oposición por carencia de contrapeso o de voluntad por parte de las redes. Esto no solo afecta a la calidad del debate público, sino que también puede poner en peligro la larga cohesión social y la democracia.

 

¿Qué me lleva todavía a querer seguir en Twitter/X?

 

Y ahora las ventajas de quedarse.

 

1. Todavía somos muchos: el último que cierre la puerta

 

Twitter sigue siendo una de las mayores plataformas para conectar con personas de todas partes. Mientras no haya una alternativa, su capacidad para llegar a muchísima gente se hace difícil de igualar. Además, y aquí viene parte del problema, Twitter/X es una herramienta poderosa para la movilización social y el activismo. Ha sido utilizada en cantidad suficiente por organizaciones e individuos para coordinar protestas, campañas de sensibilización y otras iniciativas sociales. Así, la capacidad de conectar con personas de diferentes culturas y contextos también enriquece el debate y fomenta una mayor comprensión y tolerancia entre los usuarios. Al principio, servía para crear la red de contactos que querías tener y no la que tenías, que era Facebook, porque podías seguir a quien quisieras, sin pedir permiso.

 

2. Todavía es el ágora en mayúsculas, con todos los colores y diversidad de opiniones

 

La plataforma todavía ahora ofrece una amplia gama de perspectivas, desde las más convencionales hasta las más radicales, por lo que enriquece el debate público o al menos presenta una imagen más real de la sociedad que no algunas plataformas fragmentadas, como nos muestra por ejemplo Truth Social, sesgada y partidista. Esta diversidad es esencial para la democracia y el diálogo social, para la generación de consensos y disensos, puesto que permite que se puedan escuchar voces diferentes y a menudo opuestas. Es por ello por lo que todavía ahora esta presencia de voces diversas fomenta un entorno donde se pueden discutir ideas y desafiar las creencias establecidas, lo cual es crucial para el progreso social, político y también científico.

 

Además, esta diversidad de opiniones en Twitter/X permite a los usuarios exponerse a perspectivas que quizás no encontrarían en otros medios. Esto puede ayudar a romper las posibles burbujas de filtros y promover una comprensión más amplia y matizada de los temas, a pesar de la existencia de los algoritmos de recomendación. En este sentido, habrá que ver si Twitter/X permite reiniciar algoritmos como empieza a implementar, por ejemplo, Instagram.

 

3. Mientras estemos, la plataforma será mejor

 

La propagación de contenidos falsos y discursos de odio será mayor y más rápida si quienes generamos mecanismos de compensación y contenidos de mejor calidad (y certeza) nos vamos de la red. A menudo valoro que haber abandonado Facebook, en mi caso, dejó desatendida una red de gente que no hizo el salto a Twitter (entonces sin X) y a quienes quizás les falta un tipo determinado de contenido. ¿Elitismo? No, sentido práctico.

 

A raíz de estas ventajas, surge la idea de si debemos abandonar a la gente no ideologizada con menos criterio y conocimiento para tener claro los problemas de la experiencia que tiene en Twitter/X y, sobre todo, sin ninguna alternativa clara y masiva. Y posamos ahora el peso también sobre Musk, una desventaja por sí mismo como ya hemos comentado anteriormente a COMeIN, aquí y aquí más recientemente. Con todo esto, ninguna sorpresa.

 

Me quedo

 

Con todo ello he decidido quedarme en Twitter/X. La decisión tiene un coste y también implica una cierta duplicidad, puesto que también he empezado a utilizar BlueSky. Esta duplicidad no es ideal, puesto que fragmenta el espacio de ágora común y nos puede conducir a una división ideológica de las redes sociales. Esto podría generar problemas futuros, como la polarización y la carencia de diálogo entre diferentes grupos. Y es aquí donde entra Matrix, porque me encuentro estos días eligiendo qué tipo de contenido quiero, el Twitter/X de ahora o como era hace diez años (Bluesky), con una red más pequeñita de la gente que conoces, pero de gente parecida a ti y que piensa como tú. Alimentando en cierto modo mis sesgos, cuando las famosas galletas técnicas se vuelven también dulces de dopamina placentera. Como si eligiera si un día quiero la pastilla roja, y otro, la azul. Y en este proceso, habremos perdido algo, como tener una pandilla vieja y una pandilla joven de castellers y castelleres en las redes sociales.

 

Sí, me quedo en ambas plataformas por estas razones, pero también por motivos de investigación, porque la diversidad de perspectivas que ofrecen ambas redes es valiosa para mi trabajo. Y también porque puedo ser más útil en ambos entornos, y contribuir a la difusión de información veraz y combatiendo la desinformación. Y porque pienso que irse debe ser algo más colectivo, como la tropa que abandona una trinchera estructurada para sobrevivir mejor.

 

Finalmente, y aquí es donde llego a Salvador Espriu, porque me resuena la cita: «[p]enseu que el mirall de la veritat s’esmicolà a l’origen en fragments petitíssims, i cada un dels trossos recull tanmateix una engruna d’autèntica llum» ([p]ensad que el espejo de la verdad se desmenuzó en su origen en pequeñísimos fragmentos, y, aun así, cada uno de los trozos recoge una migaja de auténtica luz). Quizás la verdad se encontrará dispersa en múltiples plataformas y nuestro trabajo será recoger los pedazos para poder explicar la realidad, puesto que ahora esta verdad parecerá más huidiza. Probémoslo.

 

Citación recomendada

LÓPEZ-BORRULL, Alexandre. «Irse o no de Twitter/X: posicionamiento personal, entre The Clash y ‘Matrix’, pasando por Espriu». COMeIN [en línea], diciembre 2024, no. 149. ISSN: 1696-3296. DOI: https://doi.org/10.7238/c.n149.2482

medios sociales;  ética de la comunicación;  gestión del conocimiento;  comunicación política;  comunicación científica;  investigación;