Septiembre nos dejó una noticia curiosa para los amantes del place branding: parece que la India se plantea un cambio de nombre para el país y ha estado tanteando internacionalmente cómo se percibiría la nueva propuesta. En el momento de escribir estas líneas, todavía no se tiene la confirmación oficial, pero es un secreto a voces que el rebautizo se acabará implementando tarde o temprano.
La gente mayor ha sido siempre un colectivo infrarrepresentado en la publicidad y cuando ha aparecido lo ha hecho de manera estereotipada y peyorativa. Es una realidad difícil de justificar, más teniendo en cuenta el creciente peso demográfico y económico de este grupo de edad. Sin embargo, poco a poco, van apareciendo iniciativas para hacer frente a este edadismo crónico. Ejemplos que merece la pena compartir y poner en valor para que ayuden a concienciar sobre la necesidad de un cambio de rumbo que ha de empezar por los propios profesionales de la comunicación que diseñan las campañas.
Si tuviéramos que elegir una especialidad de la comunicación que haya experimentado un crecimiento exponencial en los últimos años, tanto en cuanto a su grado de profesionalización como con respecto al grado de inversión recibida, esta sería la comunicación interna.
El juego de posicionamiento no es patrimonio exclusivo del fútbol. De hecho, también es algo fundamental en la profesión del marketing y de la comunicación. Por un lado, las marcas juegan a posicionarse en las mentes de sus clientes (actuales o potenciales) con unas fortalezas y debilidades concretas que las diferencien de la competencia. Por otro lado, las organizaciones también se ven obligadas a posicionarse en problemáticas sociales y medioambientales con el objetivo de acercarse a sus grupos de interés en aquellos temas que más les preocupan.
Buena parte de la opinión pública global se opone a las armas. Se opone a su venta legal o ilegal; a su uso militar por parte de los Estados que quieren imponer sus ideas mediante la fuerza; a su (ab)uso por parte de las fuerzas policiales; y, sobre todo, a la tenencia privada de armas. Algo que nos puede parecer muy lejano a nuestras latitudes, pero que en lugares como los Estados Unidos de América forma parte de su identidad nacional y parece un quiste difícil de extirpar.
En la primera entrega de este artículo, el profesor Marc Compte analizó el flamante acuerdo de patrocinio entre Spotify y el FC Barcelona partiendo de lo que comporta el acuerdo, de la situación en que se encuentra actualmente la multinacional sueca y de las expectativas generadas a raíz del anuncio de esta colaboración. En esta última entrega, el autor analiza el legado del patrocinio del Barça por parte de Rakuten durante estos últimos años y también nos ayuda a divisar el futuro del patrocinio deportivo.
Hace unos días se confirmaba la oferta de patrocinio de Spotify como partner global del FC Barcelona a partir de julio de 2022 y durante las próximas cuatro temporadas. En el momento de escribir estas líneas, las cifras exactas de la operación todavía no se han hecho públicas y el acuerdo está sujeto a la aprobación por parte de los socios del Barça el próximo 3 de abril. Mi intención no es valorar el acierto o no de esta colaboración (aunque promete), sino más bien analizar qué podemos esperar de aquí a los próximos años de este patrocinio y otros similares.
En una época en la que las marcas conviven con un escrutinio público constante, es más importante que nunca actuar desde una perspectiva ética, responsable y consciente socialmente hablando, en pro del bien común. Si bien ya se ha ido asimilando la importancia de aplicar los principios de sostenibilidad, sobre todo desde el punto de vista medioambiental, hay todavía aspectos básicos e imprescindibles que a menudo quedan en el olvido, como el compromiso con la diversidad funcional de las personas. ¿Tienen en cuenta las marcas los criterios básicos que seguir a nivel de accesibilidad e inclusividad?.
En los últimos años, la sostenibilidad ha ido ganando reconocimiento social y político gracias a la Agenda 2030 y a los 17 objetivos de desarrollo sostenible (ODS) de Naciones Unidas, fundamentales para garantizar un mundo futuro que sea sostenible en lo medioambiental, lo económico y lo social.
Pocas cosas dan más rabia que los anuncios intrusivos que nos persiguen allá donde vamos, y muy especialmente en el contexto digital. No importa qué hacemos ni si lo hacemos desde un ordenador o desde un dispositivo móvil. Internet se ha convertido en las Guillerias del s. XXI, llenas de bandoleros esperando asaltarnos cuando menos lo esperamos. Quizá no nos roban nuestras posesiones materiales, como hacían con nuestros antepasados, pero sí que nos roban nuestro tiempo y nuestra paciencia.