Durante la primera semana de marzo tuvimos la suerte de poder compartir tiempo e ideas con dos grandes figuras expertas en movimientos sociales y activismo digital: los profesores Emiliano Treré (Universidad de Cardiff) y Guiomar Rovira (Universidad de Girona). Aceptaron el reto de mantener una conversación, que resultaría apasionante, sobre justicia de datos, activismo en la era de los datos, algoritmos y la importancia de las pequeñas acciones para el cambio social, incluso ante causas aparentemente perdidas. Este es un pequeño adelanto que espero sirva a modo de inmersión en una cuestión fundamental en los complejos tiempos que vivimos.
La inteligencia artificial (IA) se está abriendo paso en la comunicación corporativa y promete revolucionar la forma en que las empresas interactúan con sus clientes, empleados, accionistas y demás públicos. Sin embargo, este potencial impacto de la IA plantea importantes desafíos éticos y de privacidad, así como preguntas sobre la relación entre la tecnología y la comunicación humana.
Para la cibernética todas las entidades, ya sean seres vivos o mecánicos, funcionan como sistemas de autorregulación. Esta indistinción entre lo «vivo» y lo «muerto» (o no-vivo) coloca en el mismo plano anorgánico (ni orgánico ni no-orgánico) la subjetividad e identidad humanas y la capacidad de agencia de las máquinas (Salzano, 2022). Desde este paradigma, la tecnología actúa difuminando las líneas que conforman la interioridad humana, abriéndola al afuera, ya sea mediante experiencias de terror o de éxtasis.
A pocos les sorprenderá que el régimen chino utilice tecnologías digitales para vigilar y sancionar a la población. Lo que puede sorprender más es que este tipo de tecnologías de control también se están utilizando en el seno de democracias avanzadas como la nuestra.
Frente a la crisis de credibilidad y la difusión de las conocidas como fake news, el periodismo se encuentra ante la necesidad de recuperar la confianza del público. La transparencia, además de cumplir con los principios de ética profesional, puede ser una vía para mejorar la fiabilidad con respecto a la labor informativa. Para lograrlo, los medios combinan desde la apertura de datos hasta la trazabilidad del propio proceso o newsmaking. La tecnología vuelve aquí a incorporarse para ayudar a desarrollar herramientas que favorezcan esa imagen de transparencia informativa.
Con la noticia no consumada de la adquisición de Twitter, el nuevo protagonismo de Elon Musk en el mundo de las empresas tecnológicas de Silicon Valley nos desvela que ya estamos de pleno en una segunda fase del capitalismo del big data: se abandona el feudalismo tecnológico de carácter utopista para entrar en una plutocracia extractivista en la que el sector tecnológico es solo un mercado más en el sueño imperial de poseer un nuevo mundo que hay detrás de los pasos de Elon Musk o Jeff Bezos.
En un artículo reciente se apuntaba la necesidad ineludible de acometer retos de escala planetaria ante la pandemia de la COVID mediante iniciativas consorciadas internacionales como la que necesitó a principios del siglo XXI el Proyecto del Genoma Humano (HGP, del inglés Human Genome Project) y que suscitó el desarrollo de la biología de sistemas. En este artículo se revisa la interesante convergencia de esta nueva disciplina con otras emergentes como la computación cuántica y la biología cuántica, relación que está recibiendo una creciente atención científica, empresarial y social.
La visualización dinámica de datos y procesos desempeña un papel fundamental en múltiples ámbitos profesionales y académicos ya que permite no sólo observar, paso a paso en el tiempo la evolución de un sistema o fenómeno en estudio, sino obtener diferentes visualizaciones de los mismos datos, representar mediante animación un fenómeno, posibilitar la interacción de la visualización con el usuario, la simulación de sistemas, etc.
Reconocida con el prestigioso Leadership Award 2018 del Club de Marketing, Montse Lavilla es una apasionada de la publicidad, del ámbito online y de la docencia “por las posibilidades de aprendizaje non stop” que suponen. Es un lujo contar en la UOC con una profesora colaboradora como ella y que nos dedique aquí unos minutos para hablar sobre la profesión, la formación y un futuro que no espera porque hay que adaptarse a cambios continuos.
El pasado 2 de junio el prestigioso semanario The Economist publicó en su edición impresa dentro de la sección tecnología trimestral un artículo que trataba la temática sobre cómo el aumento de la cantidad y la calidad de datos así como la vigilancia están transformando los sistemas de justicia.