Kamala Harris no necesita presentación. A pesar de su singularidad, en su aspecto físico no es muy diferente de cualquier otra mujer profesional que puedas encontrarte en una gran ciudad de cualquier parte del mundo. Harris nació en Estados Unidos, en el seno de una familia intercultural de origen indio y jamaicano.
En los últimos años, la inteligencia artificial (IA) ha emergido como una de las tecnologías más revolucionarias y ha transformado numerosos sectores, incluyendo el de la publicidad. Las agencias de publicidad han empezado a incorporar IA en sus procesos de trabajo, consiguiendo resultados impresionantes en términos de eficiencia, creatividad y personalización. En este artículo, exploraremos los beneficios del uso de IA en las agencias de publicidad, y analizaremos su impacto en los roles profesionales dentro del sector.
La inteligencia artificial (IA), y específicamente la IA generativa, está impactando muy rápidamente en múltiples ámbitos, que van desde la educación a la economía. En este nuevo contexto, el sector de la comunicación corporativa también está viendo como la adopción de la IA generativa está modificando los procesos, las herramientas y los mecanismos con los que se pueden elaborar propuestas de comunicación y ejecutar las diferentes acciones y mensajes. En consecuencia, los profesionales de las relaciones públicas necesitan conocer cómo emplear esta nueva tecnología que está transformando la manera en que las empresas y las instituciones se comunican con sus públicos.
En el marco del proyecto de investigación titulado EsDigital: Educación social digital, del Programa Estatal de Generación del Conocimiento, hemos elaborado un libro blanco sobre competencias digitales para docentes interesados en la temática. El Libro Blanco: competencias en educación social digital orientadas a una ciudadanía digital y la participación juvenil puede descargarse libremente aquí.
Hace pocos días, Michael J. Miraflor, experto en comunicación y branding, mostraba su malestar sobre la tecnificación de la industria publicitaria con este tuit: «Advertising used to be about big ideas, creating desire, and building aspirational worlds. Now it’s mostly about optimization, efficiency, and arbitrage. A lot of the industry is closer to finance than it is to creative at this point, but we’re loathe to admit it».
En nuestro reciente artículo «¿Ciudadanía vigilada o monitorización ciudadana?» (Suárez-Gonzalo y Feenstra, 2023), analizamos dos aproximaciones a la relación entre tecnología y democracia que beben de tradiciones democráticas distintas y persiguen objetivos diferentes: la vigilancia y la monitorización.
A raíz del progreso de las sofisticadas tecnologías de control digital, hoy más que nunca resurge el referente de 1984, la distopía literaria orwelliana convertida en mitología del siglo XX. En esta obra, se ilustraba sutilmente cómo funcionaban las dictaduras del primer tercio del siglo pasado. Menos se habla de una nueva experiencia cercana a Un mundo feliz, la distopía de Huxley con la que se inauguraba la crítica cultural en el capitalismo industrial de los años veinte y treinta.
La primera década del siglo XXI está marcada en el campo mediático por la emergencia de fenómenos como la web 2.0 o web social y su expansión a través de los social media. Durante ese periodo de tiempo, de un total de 27.340 artículos del ámbito de los estudios de internet indexados en ciencias sociales y artes, humanidades y comunicación, el 69 % no incluyó referencias teóricas y el 59 % empleó métodos cuantitativos, según Peng et al. (2013).
Desde hace un tiempo, el discurso de la «servidumbre tecnológica voluntaria» ha ganado fuerza en entornos académicos y no académicos. En particular, en relación con las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación. Sin embargo, ¿podemos hablar de siervos y siervas tecnológicos? ¿Podemos decir que esta llamada servidumbre es voluntaria?
Parecería lógico que una mayor capacidad para reconocer y entender los algoritmos que operan en nuestro entorno implicase una mayor capacidad de relacionarse con ellos de forma libre y acorde con la propia voluntad, especialmente cuando estos afecten a cuestiones sensibles. No obstante, hay indicios que contradicen esta intuición. En un nuevo proyecto de investigación analizaré las causas y los efectos de esta aparente disonancia que llamo la «paradoja de la consciencia algorítmica».