Hace un par de años estuve paseando por la playa de un municipio al que afectó un temporal de los que son habituales cada año en nuestro territorio. La playa, pese a haber repuesto parte de su arena, tenía un aspecto desolador. En las siguientes líneas os cuento un proceso de reflexión creativa, a partir de un ejercicio de ilustración.
En el ámbito del diseño, las decisiones que tomamos cuando proyectamos un objeto, un espacio o una aplicación digital, por ejemplo, tienen un alto impacto en la sociedad, desde la sostenibilidad ambiental hasta el respeto por los derechos humanos, pasando por la accesibilidad y la atención a la diversidad, en el espectro más amplio de su significado. Por lo tanto, el hecho de ponerse en la piel del otro (to put yourself in someone’s shoes) debe formar una parte esencial del proceso de diseño.
¿Por qué nos puede interesar diseñar proyectos personales, propios, autoiniciados, autoencargos o como los queramos denominar? O, dicho de otro modo, ¿qué nos puede llevar a vestirnos de diseñador o diseñadora, de cliente y del resto de papeles del auca que hay en el proceso de diseño? Muchos estudiantes que acaban los estudios de diseño se preguntan «¿Y ahora qué hago, si tengo poca experiencia y pocos proyectos en el portafolio?». Pues bien, uno de los caminos que podemos tomar es el del autoencargo.
En una época en la que las marcas conviven con un escrutinio público constante, es más importante que nunca actuar desde una perspectiva ética, responsable y consciente socialmente hablando, en pro del bien común. Si bien ya se ha ido asimilando la importancia de aplicar los principios de sostenibilidad, sobre todo desde el punto de vista medioambiental, hay todavía aspectos básicos e imprescindibles que a menudo quedan en el olvido, como el compromiso con la diversidad funcional de las personas. ¿Tienen en cuenta las marcas los criterios básicos que seguir a nivel de accesibilidad e inclusividad?.
A menudo el activismo y la protesta van relacionados con la comunicación con pocos recursos, el Do It Yourself (DIY) y la creatividad de personas que quieren explicar cosas y se espabilan para poder hacerlo. La historia está llena de ejemplos de gráficas creadas para manifestaciones espontáneas que se formalizan y tienen una estética determinada dependiendo de las herramientas con las que se han creado.
Entre los días 22 y 24 de noviembre un grupo de profesores de la UOC hemos estado en el congreso 9º Encuentro BID Enseñanza y Diseño. «Diseñar y enseñar Diseño después de la pandemia», dentro de la “Bienal Iberoamericana de Diseño”. En este artículo reproduzco una crónica de los temas más candentes en la actualidad en el ámbito de la docencia en diseño.
Además del hacker, revisaremos la figura contemporánea del maker. La figura del maker nace vinculada a la fabricación digital en los inicios del año 2000. Muchas personas ven a esta figura como la domesticación de los hackers, jóvenes de clase media, provenientes de ámbitos creativos y que se especializan en el relato de las recién llegadas tecnologías de la fabricación digital. Los makers ondean la bandera de una nueva sociedad de consumo más democrática.
El hacking y el open design (diseñar con protocolos abiertos) tienen mucho en común. Estas dos prácticas están ligadas en el ámbito filosófico y en la praxis. El open design es una tendencia que nace bajo la influencia del movimiento de software libre en la cuna del movimiento hacker. En este caso, el open design aplica los postulados de dicho movimiento a la práctica del diseño industrial.
¿Qué recomendarías a una persona que quiere estudiar diseño? ¿Qué puede hacer para aprovechar al máximo los estudios que está a punto de iniciar? Estas son preguntas recurrentes en momentos del año como los que estamos ahora, momentos de cambio donde se acaban y se empiezan cursos, grados, másters... Miramos adelante pensando qué camino o qué aventura queremos emprender, intentamos diseñar nuestro futuro y lo queremos hacer de la manera más enriquecedora y provechosa posible.