En la primera parte de este artículo, siete eduinfluencers nos explicaron qué las inspira a la hora de compartir contenido educativo en las redes sociales, qué retos les plantea esta práctica, cómo eligen las temáticas abordadas y cómo garantizan la rigurosidad de dichos contenidos. En esta segunda y última entrega, esas docentes dan respuesta a las tres preguntas que completan la entrevista realizada por la autora.
Desde que abrí mi Instagram profesional (@unaprofesorademurcia) he consumido mucho contenido educativo que no solo me ha ayudado en mis clases, sino que también me ha inspirado a la hora de crear mi propio contenido. Este artículo nace del interés en conocer qué hay detrás de las personas que, como yo, sienten la necesidad de compartir la profesión docente.
Una colega de profesión (y amiga) nos contaba que un grupo de estudiantes se le acercó al final de una clase, con mucha preocupación. Con nerviosismo le pidieron si le podían hacer una pregunta un poco personal. Querían saber por qué tenían tantos profesores y profesoras profesionales del diseño en aquel máster. Creían que eso era una señal de que la profesión no iba bien y que, al no tener trabajo, no tenían otra opción que dedicarse la docencia, como solución de supervivencia.
El Día Mundial de las y los Docentes se celebra el 5 de octubre desde 1994 como conmemoración del aniversario de la suscripción de la Recomendación de la UNESCO relativa a la situación del personal docente. Esta Recomendación establece criterios de referencia en cuanto a los derechos y responsabilidades del personal docente y normas para su formación inicial y perfeccionamiento, la contratación, el empleo, y las condiciones de enseñanza y aprendizaje. Es un día para celebrar el modo en que los profesores están transformando la educación, reflexionar sobre el apoyo que necesitan para desplegar plenamente su talento y vocación, y repensar el camino que queda por delante con respecto a la profesión a nivel mundial.
Los influencers son personas cercanas que comparten detalles de la vida personal para generar una conexión emocional con los seguidores. Son modelos, también referentes, líderes de opinión, fuentes de información y, en bastantes casos, una profesión idealizada a conseguir. Son también prescriptores y piezas clave para las ventas de las marcas. Hablaremos de ellos y ellas, de la impronta que dejan en la generación Z, de género, de publicidad, de regulación y también de alfabetización mediática.
La percepción positiva de la inteligencia artificial (IA) evidenciada en la primera entrega de este artículo parece ser compartida por la mayoría de la población. Según datos de Ipsos (2023), «más de la mitad de la ciudadanía mundial afirma que la IA ayudará en los próximos años a aumentar la productividad y a reducir el tiempo que tardamos en hacer las cosas». Este estudio también apunta que las personas piensan que la IA incrementará las opciones de entretenimiento.
La inteligencia artificial (IA) generativa puede ayudar en la organización de eventos corporativos personalizando experiencias para los asistentes, automatizando tareas de gestión y analizando el feedback de los participantes en tiempo real. Aun así, plantea retos y genera incertidumbres en el ámbito profesional, sobre los que los estudiantes de la asignatura Organización estratégica de eventos del Máster universitario de Comunicación Corporativa, Protocolo y Eventos han estado reflexionando este semestre.
La inteligencia artificial (IA) se ha instaurado en la sociedad y sobre todo en la educación evocando controversias y prejuicios, y convirtiéndose en la gran temática actual. Esta nueva realidad supone nuevas demandas y suscita dos necesidades en el proceso de implantación de la IA en la educación. Primero, que las instituciones educativas se preparen para los cambios y transformaciones que esta implantación conlleva. Y, segundo, no menos importante y seguramente una extensión del primero, que la formación del profesorado se enfoque en la adquisición y desarrollo de las competencias digitales necesarias para la utilización adecuada de la IA, ya sea para valorar sus innumerables posibilidades de aprendizaje o para repensar el modelo educativo actual.
Hace veinte años, estudiar diseño implicaba un periplo que conllevaba trasladarse a Barcelona o a Madrid, centros neurálgicos de la profesión. Aparte de las escuelas de diseño, allí encontrabas las bibliotecas especializadas, los quioscos donde podías comprar revistas que venían directas de Londres y los EE. UU., las exposiciones y acontecimientos donde se encontraba el bullicio del sector creativo. «Todo esto eran campos» y las cosas han cambiado. ¿Se puede diseñar lejos de la capital?
Las protestas a favor de Palestina y en contra de la violencia del Estado de Israel en la Universidad de Columbia (Nueva York) en abril de 2024 son mucho más que un estallido puntual de rabia. Aportan muchos significados para una gramática renovada de la revuelta. De entrada, son la enésima emergencia del movimiento estudiantil global, que arrancaría en la propia universidad en abril de 1968. Pero también nos hablan de las profundas vinculaciones entre educación superior e intereses financieros de dudosa base ética.