En la pasada edición del Sitges - Festival Internacional de Cine Fantástico de Catalunya la sostenibilidad y la angustia ante posibles futuros no deseados relacionados con el cambio climático por causas humanas a través del fantástico tuvieron una presencia importante en diferentes secciones. En este artículo expondremos algunas tendencias destacadas.
El estreno de una película honesta y llena de vigor como El 47 (Marcel Barrena, 2024), producida por Mediapro Studios, ha disparado muchas discusiones sobre la lengua y la inmigración en Cataluña, pero no tantos debates sobre las luchas vecinales que se sucedieron durante años en diferentes barrios de Barcelona, cómo es el caso de Torré Baró en el caso del film. Un autobús y un trayecto inimaginable hasta la cima de un cerro se convierten en el McGuffin para coser emocionalmente el vínculo roto entre ciudad y periferias.
No, no llevaré a cabo una crítica de cine como las habituales, porque no forma parte de mi ámbito de conocimiento ni de investigación. Desgraciadamente, tampoco soy usuario habitual, por cuestiones de agenda y tiempo. Pero recientemente tuve la oportunidad de ir al cine para ver la película Civil War y, la verdad, no me dejó indiferente. En este artículo expondré los motivos.
La serie de ficción de Ripley (Netflix) convive en plataformas con el estreno de la serie documental El caso Sancho (HBO) y el seguimiento en la prensa del juicio en Tailandia. Sentarte en el sofá a ver la serie Ripley en España, en mayo de 2024, te lanza la cabeza de manera inevitable al caso Sancho: dos asesinos jóvenes y hermosos, seductores queer, oportunistas ávidos de dinero y riqueza que cometen sus crímenes en escenarios idílicos, periferias del placer alejadas de sus países de origen, encarnados en identidades que van mutando según las distintas circunstancias y necesidades. Necesidades que se basan en conseguir lo que quieren a cualquier precio.
La ciencia ficción audiovisual vive una era particularmente destacada gracias al éxito reciente de películas como Dune Parte 2 o de apuestas decididas de series de televisión como Para toda la humanidad, Constelación, Silo, Fundación o El problema de los tres cuerpos. Esto sin contar con otras producciones que se sitúan en sus límites (dependiendo de qué entendamos por ciencia ficción). Y por supuesto, otros campos tan fértiles como la literatura o los juegos.
Reflexionamos sobre la fenomenología y la experiencia cinematográfica, basándonos en Bazin y Merleau-Ponty para explorar la relación del cine con la realidad, enfatizando la ambigüedad en la vivencia humana. Examinamos cómo el cine desafía las normas de género y confronta la representación convencional del cine clásico, utilizando la filmografía de Harmony Korine. En obras como Spring Breakers (2012), Korine usa el realismo para debatir la identidad juvenil estadounidense, cuestionando los sistemas de signos tradicionales, y ofreciendo una perspectiva crítica sobre género, sexualidad y violencia.
El humor hecho por mujeres que se gesta en el ecosistema mediático de internet tiene un encaje difícil cuando se desplaza a canales y formatos generalistas. Después de Elvis (Baz Luhrmann, 2022), donde se nos contó con una narrativa y una estética apabullantes el ascenso y caída del mito popular de Elvis consumido en las fauces del showbusiness, Sofia Coppola nos cuenta en Priscilla (2023) el reverso íntimo y doméstico de la vida de su mujer durante sus años de relación (1959-1973): su primer encuentro en la base militar norteamericana de Alemania –ella con 14 años y él con 24–, su marcha a EE. UU., su vida en Graceland, la boda, la maternidad y la separación.
El humor hecho por mujeres que se gesta en el ecosistema mediático de internet tiene un encaje difícil cuando se desplaza a canales y formatos generalistas. Después de Elvis (Baz Luhrmann, 2022), donde se nos contó con una narrativa y una estética apabullantes el ascenso y caída del mito popular de Elvis consumido en las fauces del showbusiness, Sofia Coppola nos cuenta en Priscilla (2023) el reverso íntimo y doméstico de la vida de su mujer durante sus años de relación (1959-1973): su primer encuentro en la base militar norteamericana de Alemania –ella con 14 años y él con 24–, su marcha a EE. UU., su vida en Graceland, la boda, la maternidad y la separación.
«Es una persona con más experiencia, es predecible, es un político de la vieja escuela». Estos son los piropos que el presidente ruso, Vladímir Putin, lanzó recientemente a su homólogo estadounidense, Joe Biden, cuando un periodista le preguntó si en las presidenciales que se celebrarán este año en el país norteamericano prefería una victoria de Biden o de Donald Trump (probable candidato republicano si nada ni nadie lo remedia). ¿Putin elogiando a Biden y ninguneando a su estimado colega Trump? Pues sí, un abrazo del oso en toda regla.
El pasado 10 de febrero asistí como miembro de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas a la 38.ª Gala de los Premios Goya que tuvo lugar en la Feria de Valladolid. A las puertas del recinto, las protestas de los agricultores se hacían sentir en forma de gritos y algún que otro insulto dirigido a las personas asistentes a la ceremonia.