En Gràcia, donde vivo, ha abierto hace poco una nueva biblioteca. Concretamente en el barrio barcelonés de Vallcarca-Penitents. ¿Es motivo suficiente para hacer un artículo? Entiendo que sí, y básicamente por dos motivos, y dejo expresamente fuera del debate el hecho que abre un nuevo equipamiento en esta época de crisis económica.
Desde hace unos años términos como flashmob, lipdub, street marketing, ambient marketing, buzz marketing o marketing de guerrilla se han ido incorporando al vocabulario de los profesionales de la comunicación. De hecho, probablemente muchos de vosotros habéis presenciado o participado en alguna flashmob, habéis sido “asaltados” por una acción de street marketing mientras paseabais tranquilamente por la calle o habéis entrado en Youtube para ver el lipdub que ha protagonizado algunos de vuestros amigos. Estaciones de metro, calles, plazas y parques se han convertido así en el escenario de acciones de buscan atraer la atención de los transeúntes.
En el mercado superpoblado de la información, los medios de comunicación compran los conceptos a los mayoristas más listos, a los más entrenados. Después de que nos explicaran la crisis económica como si se tratara de una catástrofe natural ahora han puesto en boga el apelativo “tecnócrata” enfrentado a “político”.
En el momento de redactar este artículo, la continuidad del programa La noria en la parrilla de Telecinco pende de un hilo puesto que se ha quedado sin anunciantes. ¿El detonante de esta insólita desbandada? La entrevista retribuida que realizó el pasado 29 de octubre a la madre de un delincuente convicto.
La información disponible para los ciudadanos en tiempos de elecciones es un elemento clave para un ejercicio consciente de sus decisiones soberanas. Algunos cambios, viables a día de hoy tanto desde el punto de vista técnico como presupuestario, podrían mejorar la calidad de nuestra democracia.
Actualmente la publicación de contenidos de acceso abierto de revistas académicas y de divulgación aún no es una práctica habitual en todas las universidades, y se debe a distintos motivos: falta de confianza en la difusión de contenidos por parte de los autores, desconfianza a la hora de compartir conocimiento, desconocimiento de cuáles son las posibilidades que ofrece el reaprovechamiento de los contenidos publicados en abierto.
¿Cuál fue la primera agencia de publicidad de España y cómo trabajaba? ¿Qué soportes utilizaba la publicidad en el siglo XIX? ¿Eran creativos los anuncios a principios del siglo XX? Estas y otras muchas preguntas relacionadas con los orígenes de la publicidad moderna encuentran respuesta en la exposición Publicidad en Cataluña 1857-1957 Roldós y los pioneros. Cien años de publicidad nos esperan en el Palau Robert de Barcelona. ¿Nos acompañas?
El pasado 26 de septiembre comenzaba en Barcelona un curso específico sobre e-City Branding con una advertencia inicial sobre el mismo título: podía haberse llamado City Branding 2.0 (incluso 3.0), o City Branding Digital, o… Y se acotaba a “city”, pero el mismo programa delataba una intención de abarcar ámbitos mayores, por lo que podía haberse llamado también e-Place Branding. La cuestión era enfatizar cómo el entorno “e”, electrónico, digital, obliga a replantear la manera en que se construyen y gestionan las marcas ciudad, las marcas territorio, para mejorar las percepciones y los posicionamientos a diferentes niveles (cultural, económico, turístico, etc.) y ante diferentes públicos (interno o externo).
Los cambios económicos de los últimos años han comportado una creciente incertidumbre en todos y cada uno de los ámbitos sociales. El panorama mediático no podía ser una excepción. La creciente demanda de tecnología, como el incremento de los smartphones, un consumidor instruido que se muestra cada vez más exigente, y la mala situación económica por la que pasan la gran mayoría de los anunciantes hacen que el reparto del pastel publicitario sea ahora más complejo que nunca.
Las redes sociales nos han devuelto la capacidad de confiar, cooperar y compartir. Y algunos autores coinciden en que no deberíamos limitar estas actitudes únicamente al ámbito social. En esta línea, empresas como IBM y Boeing ya han aplicado modelos colaborativos para lanzar nuevos productos con resultados exitosos. Compartiendo ideas, recursos y gastos podremos compartir también beneficios.