Para bien o para mal, en los últimos tiempos oímos constantemente hablar sobre creatividad e innovación, y de cultivar y retener el talento. Bien sea como túnel de salida de la crisis económica, bien sea para criticar la falta de creatividad en nuestros sistemas educativos, estas expresiones aparecen en boca de empresarios, periodistas y políticos en numerosas ocasiones. Podríamos decir, en palabras de José Antonio Marina, que vivimos una "burbuja de la creatividad", como la inmobiliaria, aunque los efectos de su posible pinchazo nunca serían tan devastadores como en el primer caso.
La revista Admap acaba de publicar un interesante estudio realizado por McCann New York donde se revisan los conceptos asociados a la publicidad, que parece que empieza a verse anticuada. Todo apunta a que los jóvenes creativos actuales se sienten más atraídos por otras industrias, como las tecnológicas.
A pesar de que con mucho atraso en relación a otros países, la ley de transparencia española poco a poco va llegando. El Consejo de Gobierno aprobó el Proyecto de Ley en julio de 2012, y sometió el texto a opinión pública. Ahora, envuelto en polémica, ha entrado en el Congreso y continúan las negociaciones. Pero, ¿cómo se implementará la ley para evitar que un alud de información provoque desinformación?
Las competencias individuales de los empleados o de los potenciales empleados son (o pueden llegar a ser) un activo de conocimiento clave de las organizaciones. Las formas tradicionales de presentarlas, evaluarlas y documentarlas, el clásico currículum, se han quedado cortas hoy en día. Incluso pueden estar escondiendo, como cuando un tesoro queda oculto, una parte importante de nuestros conocimientos y capacidades.
Bajo este título, “La creatividad en la era social”, el pasado 28 de mayo tuvo lugar en la sede de la patronal Fomento del Trabajo de Barcelona una jornada para reflexionar sobre el proceso creativo tras la irrupción de los medios sociales. La idea preconcebida de que la tecnología y el entorno digital le han dado la vuelta a la manera en que se piensan las campañas publicitarias acabó volteándose a sí misma: hacen falta más mentes, pero valen los mismos procesos.
El vínculo entre historia y periodismo se hace presente en no pocas ocasiones. Trabajar sobre hechos, pasados o actuales respectivamente, y aplicar técnicas similares para indagar sobre los acontecimientos son algunos de los argumentos empleados por aquellos que intentan justificar la existencia de lazos entre ambas disciplinas. Sin embargo, una mirada detallada nos permite comprobar que, más allá de los contenidos reflejados en las noticias, la prensa ofrece una imagen de la sociedad: acciona el disparador realizando una instantánea a la historia.
El factor R o factor relacional, ya tratado en "Por qué las TRIC y no las TIC", debe integrarse en las prácticas educomunicativas que se producen en el aula, sea presencial o virtual. Estas interconexiones van más allá de las relaciones entre el docente y el discente, y de los propios alumnos con sus compañeros.
Para la gran mayoría de periodistas (salvo los que hacen información económica) enfrentarse a una estadística es una pesadilla. Pero hoy en día la gran cantidad de datos existente en la red sirve para encontrar historias y denunciar situaciones. Buscarlos, procesarlos e interpretarlos con las técnicas adecuadas es lo que se conoce por periodismo de datos.
El lobbismo es el ámbito de las relaciones públicas orientado a influir en las decisiones de los poderes públicos. Si el escalofriante goteo de suicidios registrado entre los afectados por los desahucios ha contribuido a que el Gobierno aceptara modificar la Ley Hipotecaria, podríamos considerarlo una forma extrema y lacerante de lobbismo: el lobbismo involuntario de los desesperados, el lobbismo de coste inasumible, el lobbismo macabro.
Los autores de artículos científicos y las revistas científicas siempre han tenido una relación compleja. Se saben mutuamente necesarios: sin autores no hay artículos, pero sin revistas tampoco hay artículos ni todo aquello que, acertadamente o no, se deriva de ello, como las citaciones y las acreditaciones. Al mismo tiempo, no obstante, a menudo se han mirado de reojo, como si se sintieran utilizados: unos tenían las ganancias morales y los otros los patrimoniales, nada despreciables, por cierto.